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Cómo influyen las hormonas en nuestros estados de ánimo

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HormonasInfluyen en nuestros estados de ánimo, nos desequilibran y hasta algunas veces nos dominan. ¿La buena noticia? Tenemos armas para defendernos, porque parece que también, en este caso, como en muchos otros, la actitud es determinante. Hay que creerlo: nuestros pensamientos, conductas y actitudes son la clave de una buena vida y, sobre todo, de una longevidad saludable. Es que nuestras emociones, tanto las positivas como las negativas, liberan hormonas que pueden perjudicar o beneficiar el sistema inmunitario.

Por eso, para llegar lúcidos a la vejez, es fundamental cultivar los buenos sentimientos y tratar de alejarnos de la ira, el miedo o los enojos. “Si nuestro cuerpo fuera un edificio inteligente, la hormona serotonina sería la música funcional y el cortisol, la alarma. Cuando la música funcional baja y empieza a sonar la alarma, todos los habitantes del edificio (que vendrían a ser nuestras células) reconocen el mensaje de la emergencia. Obviamente, es bueno que haya una alarma en el edificio; el tema es cuántas veces suena y cómo reaccionamos ante ella,” dice el Dr. Juan Hitzig, creador de un particular alfabeto que permite identificar las emociones que desatan hormonas estimulantes y las que liberan hormonas perjudiciales.

Según las reglas creadas por Hitzig, las conductas que comienzan con la letra “R” (resentimiento, rabia, reproche, rencor, rechazo, resistencia o represión) generan un nivel alto de cortisol, conocida como la hormona del estrés. Estas conductas, a su vez, generan actitudes con “D”: depresión, desánimo, desesperación o desolación.

En cambio, las conductas con “S” como serenidad, silencio, sabiduría, sabor, sexo, sueño, sonrisa, sociabilidad y seducción, aumenta el nivel de la hormona serotonina (que mejora la calidad de vida y retarda la velocidad del envejecimiento celular) y generan actitudes con “A”, como ánimo, aprecio, amor, amistad, acercamiento y alegría.

Tan increíble como real, Hitzig comparte las fórmulas del buen humor y de la mala sangre que, por supuesto, tienen estrecho vínculo con este sube y baja de hormonas.

“La serotonina alta y el cortisol bajo componen la receta del buen humor; mientras que los valores opuestos de los mismos componentes conforman la fórmula de la mala sangre. La clave está en los pensamientos que disparen estas emociones.