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Los derechos civiles, ecología y la paz: las batallas de El Planeta de los Simios

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Planeta de los Simios

Creo que es una película importante sobre identidad y tribalismo, sobre pelear por lo que crees que es correcto.

Han pasado 10 años desde que los seres humanos fueron arrasados por un virus y una raza simia genéticamente modificada. Los animales, liderados por Caesar (Andy Serkis), viven en sociedad, empezando a comunicarse con señas y algunas palabras, pensando que no queda ningún humano vivo. Hasta que un pequeño grupo de personas aparece para informar que todavía hay sobrevivientes, que quieren vivir en paz y que necesitan ayuda para conseguir electricidad.

Ese es el inicio de El planeta de los simios: confrontación, cinta que se estrena el jueves y la más reciente entrega de una saga que se inició en 1968, que tuvo una serie de cintas menores en los años 70, y que -luego de un olvidable remake a cargo de Tim Burton- volvió en 2011 con una precuela que mostraba cómo se inició el levantamiento animal (El planeta de los simios (R)evolución). Y aunque cada una de las películas ha tenido un conflicto obvio (humanos contra simios), también han estado llenas de segundas lecturas, ligadas a los problemas y temores que se viven en ese momento.

“Creo que es una película importante sobre identidad y tribalismo, sobre pelear por lo que crees que es correcto y ser capaz de empatizar”, comentó Andy Serkis en una entrevista.

Además de él, los otros protagonistas del filme son Jason Clarke, quien interpreta a un humano pacifista que tiene conflictos ideológicos con su belicoso líder, Dreyfus (Gary Oldman). Es el paso que se espera para una saga que, ya se sabe, continuará, y que tiene en sus metáforas de los conflictos de cada momento una de las claves para mantener el interés de su público, tal como lo escribió hace una semana el diario Boston Globe.