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Jueves, 28 de Marzo del 2024
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Sismo en México: Entre la Tragedia y el Heroísmo

Por: José López Zamorano
Para La Red Hispana
Washington DC.-

Exactamente 32 años después del macro sismo de 1985, un dia de septiembre, que había dejado entonces decenas de miles de muertes en la Ciudad de México, un nuevo sacudimiento de la capa tectónica de Cocos detonó uno de los más temibles terremotos en la historia recientes. Su epicentro fue en los subsuelos del estado de Puebla. Su magnitud oficial fue de 7.1 grados en la escala de Richter, pero su fuerza destructora fue infinitamente más devastadora para quienes sintieron sus embates en horas de la tarde, mientras se encontraban en casas u oficinas.

A las 13:14, apenas dos horas después que cientos de miles de capitalinos habían ejecutado un magno simulacro de sismo, una de las secuelas de la cultura sísmica que legó el sacudimiento del 85, otro golpe de la naturaleza estremecía a la nación.

Las redes sociales se encargaron de hacer la tragedia Tangible. Por Facebook y Twitter, no por la televisión, aparecieron las primeras imágenes. Desde una de las torres más altas, la ciudad daba la impresión de haber sido blanco de un bombardeo quirúrgico, con columnas de polvo emanando del sitio de los edificios derruidos y, al menos en un caso, una explosión estridente con un hongo de llamas y humo. Enseguida llegaron los primeros testimonios al ras de la calle. A partir de las imágenes pixeladas de los teléfonos celulares sentimos la gravedad de la situación Un pequeño edificio de apartamentos se desplomaba ante nuestros ojos, la fallada de concreto de un edificio de apartamento se resquebrajaba hacia una avenida, un inmueble de varios pisos quedó colapsado en un solo nivel.

La angustia se apoderó de la ciudad. Las líneas telefónicas quedaron interrumpidas o saturadas, lo que multiplicaba la ansiedad para localizar a seres queridos. Algunos pudieron comunicarse por WhatsApp o mensajes de texto, hasta que gradualmente pudo restablecerse el servicio telefónico y constatarse la situación de familiares y amigos.

La célebre Alerta Sísmica, que debía prevenir a la población sobre la inminencia de un sacudimiento de la Tierra, fue ineficaz por la cercanía del epicentro. Pero la educación sísmica de los capitalinos hizo que miles iniciaran de inmediato la evacuación de oficinas, escuelas, residencias y restaurantes.

No todos tuvieron suerte. En Coapa, la escuela primaria Enrique Rébsamen se convirtió en el icono de la destrucción, Más de 20 niños y dos maestros fueron aplastados por las losas de concreto. Al menos otros 30 alumnos seguían atrapados. La angustia de los padres era infinita, tratando de saber el paradero de sus hijos, averiguar quiénes eras los sobrevivientes, los hospitalizados, los que seguían bajo los escombros.

Aunque un total de 44 estructuras se habían colapsado, de acuerdo con los conteos oficiales, la escuela Rébsamen era el foco de atención de una nación conmocionada y sacudida por el efecto mortal de la destrucción.

Uno de los niños, llamado Victor, pudo ser contactado por la policía mientras seguía atrapado entre los escombros y ante la mirada expectante de la nación. Se le abasteció oxígeno, hasta poder encontrarle una ruta de salvación.