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¿Qué será de los hispanos del futuro?

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Por: Luisa Fernanda Montero
Un reporte del Centro de Estudios Hispanos Pew Hispanic del 2011 señalaba que la proliferación de pobreza que había comenzado a expandirse con el inicio de la recesión entre el 2007 y el 2009, iba en aumento y golpeaba a un grupo en especial: niños hispanos. Para entonces, las políticas migratorias no habían golpeado tan fuertemente a la comunidad de indocumentados hispanos, que además de indocumentados son padres, y que vienen siendo masivamente deportados en los últimos años. Así que, azotados por la pobreza y por la fragmentación de sus familias, ¿qué le espera a los niños hispanos de Estados Unidos? De acuerdo con el Centro Pew, para el 2010 más de 6 millones de niños vivían en la pobreza.

Ahora, desde esa perspectiva, ¿dónde están los niños de los deportados? Las proyecciones coinciden en que la población hispana seguirá creciendo. Pero las deportaciones no cesan. La esperanza sigue siendo que este país supere sus diferencias partidistas y hable un solo idioma a la hora de decidirse a aprobar una reforma migratoria. Y esperamos que sea una reforma justa, equitativa e incluyente. Porque no estamos hablando sólo del presente de millones de seres humanos, estamos hablando también del futuro de Estados Unidos. Los pequeños ciudadanos americanos que hoy tienen que ver cómo sus padres son expulsados de su país, son los hombres y mujeres llamados a construirlo.

¿Cómo afecta a esos niños la realidad migratoria de este país? ¿Qué ocurre con su salud mental? ¿Cómo afecta la deportación de los inmigrantes indocumentados a sus hijos nacidos en los Estados Unidos? ¿Qué ocurre con aquellos que deben partir con sus padres, a un país desconocido? Con el propósito de responder a estas preguntas la Universidad de Texas en Austin, el Sistema de Salud de UC Davis y el Instituto Nacional de Psiquiatría de México se han unido en un proyecto que busca documentar científicamente las consecuencias sociales de las políticas migratorias.

A buena hora. Y es que de julio del 2010 a octubre del 2012, casi 205,000 personas, que reportaron que sus hijos eran ciudadanos de los Estados Unidos, fueron deportadas, según autoridades migratorias. “Dada la magnitud del número de niños ciudadanos de los Estados Unidos a los que se les ha separado de sus padres durante los últimos dos años, el realizar este estudio es de suma importancia desde el punto de vista de la salud pública, y nos ayudará a comprender el efecto que tiene en la salud mental de los niños norteamericanos después de la deportación de sus padres”, dijo Sergio Aguilar-Gaxiola, profesor de medicina interna clínica y director del Centro para la Reducción de Desigualdades en la Salud - Center for Reducing Health Disparities - de UC Davis.

El estudio, primero en su clase, es dirigido por el investigador Luis Zayas, profesor y decano de la Facultad de Trabajo Social en la Universidad de Texas, en Austin quien señaló la importancia de que aquéllos que hagan las leyes de inmigración y aquéllos que las pongan en práctica consideren enfáticamente la evidencia científica que produzca el estudio. Aguilar-Gaxiola señala, además, que la separación de la familia puede ser catastrófica para los niños en etapas críticas de su desarrollo y la adversidad en la infancia es uno de los indicadores más fuertes para el inicio temprano de trastornos de salud mental, así como para la manifestación prematura de condiciones médicas crónicas. Hasta ahora, la mayoría de los informes con respecto a lo que sucede con estos niños, señalan los científicos, ha sido anecdótico lo que se refleja en una ausencia de políticas y procedimientos adecuados e incrementa día a día el sufrimiento en miles de familias inmigrantes. De seguir en esa línea, ¿qué será de los hispanos del futuro?