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El 10 de abril, Kennedy y la reforma: pasadas luchas y la que viene

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Por: Maribel Hastings

El Congreso retorna a sus labores esta semana y comienza el conteo regresivo para la presentación de un proyecto (o proyectos) de ley de reforma migratoria este mes para dar luz verde al proceso legislativo que puede resultar en la primera reforma amplia de inmigración en 27 años. 

Este miércoles 10 de abril miles de personas descenderán en el Capitolio para una manifestación pro reforma migratoria, otra señal a los legisladores de que la comunidad inmigrante y quienes la apoyan están siguiendo de cerca el proceso y esperan resultados concretos prontamente. Por los pasados años la lucha por la reforma ha estado enmarcada por marchas y manifestaciones que van desde la presión a nivel de base en las comunidades, cabildeo directo en las oficinas de los legisladores federales, la fusión de grupos base con organizaciones estatales, regionales y nacionales con un mismo fin, la reforma migratoria, y la más importante de todas, la marcha a las urnas cada cuatro años durante las elecciones generales.

En noviembre de 2012 esa marcha a las urnas de los votantes latinos envió un mensaje claro y contundente: desean una reforma migratoria con una vía a la ciudadanía que resuelva de una vez y por todas un asunto que por demasiado tiempo ha sido explotado por ambos partidos políticos con fines electorales, pero al cual ya le llegó su hora. A10, la manifestación de este miércoles en el patio Oeste del Capitolio, trae ecos de los pasados y fallidos esfuerzos por conseguir la esquiva reforma.

El 2006 fue año de marchas y manifestaciones a través del país. Estas marchas respondían a un proyecto de ley cameral conocido como la Ley Sensenbrenner que criminalizaba a los indocumentados y a quienes los ayudaran, incluyendo líderes religiosos. Un proyecto presentado por el congresista republicano de Wisconsin, James Sensenbrenner, que fue aprobado por la Cámara Baja en diciembre de 2005 y que sin querer movilizó a la comunidad latina no sólo para demandar la reforma sino para cambiar de líderes favoreciendo a quienes apoyaran esa reforma.

Paralelamente se intentaba impulsar un plan de reforma migratoria en el Congreso con un presidente republicano, George W. Bush. El 10 de abril de 2006 vio más de 70 marchas y manifestaciones por todo el país, incluyendo una aquí en Washington, DC en la cual el León Liberal del Senado, Ted Kennedy, fue el orador central.

Kennedy y el senador republicano de Arizona, John McCain, colaboraban en un proyecto bipartidista en el Senado que no vio la luz por muchas de las mismas diferencias que todavía persisten, pero bajo un panorama político desfavorable para la reforma, muy diferente al actual. Al ver el video de Kennedy hablando a la multitud pareciera que fue ayer.“Veo el futuro de Estados Unidos. Viejos, nuevos y futuros estadounidenses…. Este debate es sobre gente buena que viene a Estados Unidos a trabajar, para criar a sus familias, contribuir a sus comunidades y alcanzar el Sueño Americano…. Algunos en el Congreso quieren desviar a Estados Unidos de su verdadero espíritu. Creen que los inmigrantes son criminales, pero están equivocados. Creen que quienes ayudan a los inmigrantes son también criminales… Es hora de que Estados Unidos levante su voz con orgullo por nuestro pasado y nuestro futuro inmigrante.

Estamos aquí por nuestro futuro, por nuestras familias, por nuestra fe. Yo estoy con ustedes. ¿Están ustedes conmigo?”, preguntó Kennedy. El 10 de abril de 2006 Kennedy habló de cómo trabajaba de forma bipartidista con McCain en un proyecto de reforma amplia que fracasó en 2006. Hubo otro intento fallido en 2007.

Lo demás es historia. Kennedy murió en agosto de 2009 y ya había presenciado cómo la colaboración bipartidista en materia migratoria se había deshecho. Había comenzado a presenciar cómo hasta sus colaboradores republicanos le habían dado la espalda a la reforma alejando cada vez más a los votantes latinos. Kennedy murió sin ver concretada una de sus principales metas legislativas, la reforma migratoria.

La perseverancia de la comunidad inmigrante, de los líderes locales, estatales, regionales y nacionales que integran el movimiento pro reforma, la actuación estelar del voto latino en las urnas en 2008 y en 2012 demandando una reforma justa e incluyente y determinando quién ocupa la Casa Blanca, nos han llevado al momento histórico en que nos encontramos: la posibilidad real de concretar esa reforma mediante esfuerzos bipartidistas en ambas cámaras del Congreso.