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Martes, 23 de Abril del 2024
| 12:06 pm

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Razones De Un Corazón Indefenso

El amor que recibes

Contacté con el amor y me volví poeta. Descubrí que la prosa era la forma más difícil de hacer poesía. Y en la racionalidad de mi soledad creé esta paradoja. Amor y felicidad, tan opuestos y tan unidos. he sentido nostalgia por ti durante estas breves vacaciones en el pueblo. Maravilloso y relajante lugar, pero no podía evitar añorar tus escritos, cada palabra que plasmaba en ti. Tú eres quien le da sentido a todo esto. Contigo he sido feliz, he amado, he reído, he llorado... Eres lo que más quiero, salvando a mi inigualable familia. Ya sabes que el amor de un padre, una madre, un abuelo o un hermano es insuperable. Pero eres todo lo que necesito, eres lo que me haces feliz.

Y, sin embargo, no te amo. No te amo como hice con aquellas chicas que me hicieron daño, solo por la diversión de utilizarme como la colección de muñecas que posee una niña en su infancia. Otras lo hicieron por ocultarme sentimientos, simplemente por miedo o por indiferencia. A todas ellas las aprecio por aportarme experiencias que ni la propia Alquimia con sus señales podría dar.

No fui feliz amando, soy feliz apreciando. El amor no hace a la felicidad, y viceversa. Pero son tan opuestos, y a la vez están tan relacionados, tan unidos... “Felicidad no es hacer lo que uno quiere, sino querer lo que uno hace”, afirmaba el sabio escritor francés Jean Paul Sartre.

Hubo un tiempo no muy lejano en el que me sentía avaro, egoísta por añorar lo que no nunca había poseído y no apreciar lo que más tenía a mi lado. Me convertí en uno más. Quería amar como aman los demás, y quería ser correspondido. Me sentía solo tras la tormenta, como si los rayos me destrozasen sin compasión. Merecido lo tenía.

Amar... ¿Para qué? Amar tuvo sentido cuando los humildes caballeros conquistaban el corazón de sus princesas, cuando los juglares recorrían ciudades y ciudades cantando para encandilar las sonrisas de las doncellas. Amar... ¿Qué es amar ahora? Presumir de un chico o de una chica, de haberte besado dos veces con esa persona y fingir que quieres a ese ser durante una o dos semanas hablando del infinito y del “para siempre”. Eso es lo que llamamos felicidad y por consiguiente, amor verdadero. Así pues, Filadelfia quedó conquistada por los narcotraficantes y París por los magnates rusos y jeques árabes.

Dinero es la palabra clave en esta sociedad. Qué tiempos aquellos cuando no existía ni el trueque, cuando una obra de Shakespeare no tenía valor alguno porque era incalculable. Tiempos en los cuales no se hablaba de lo eterno sabedores que ni siquiera nuestros corazones permanecen en la inmortalidad. Filadelfia era conquistada por la música de Bruce Springsteen y París era el paraíso de cualquier enamorado.