Periodico Las Americas

“Aforismos De Tristeza”

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Tristeza

Cuando estás triste tienes que mezclarte con la multitud. La soledad alimenta los pensamientos sombríos. Nadie sabe el peso del sufrimiento de los demás y nadie puede disminuir su tristeza. Sólo los que lo viven realmente conoce su dolor.

Nuestra mayor felicidad no consiste en no caer nunca, sino en levantarnos siempre después de cada caída.

Cuando fui a la escuela, me preguntaron qué quería ser de mayor. Yo escribí “feliz”. Me dijeron que no había entendido la tarea, y yo les dije que no entendían la vida. Nadie puede hacerte sentir triste, si tú no lo permites. Si tenemos en cuenta la felicidad como el sol y la tristeza como la luna entonces podemos decir que la vida es un largo y eterno invierno donde el día es corto y la noche nunca se va. La tristeza es la melancolía que ha perdido la esperanza. Nada justifica la tristeza: sólo el diablo tiene razón para estar triste.

Para no llegar a ser muy infeliz la forma más segura es no pretender ser muy feliz.

Podemos transformar la desesperación en esperanza, y esta en magia. Podemos enjuagar las lágrimas y reemplazarlas por una sonrisa.

Sonríe aunque tu sonrisa sea triste, porque más triste que una sonrisa triste es la tristeza de no saber cómo sonreír. Los hombres ricos en lágrimas son buenos. Apartaos de todo aquel que tenga seco el corazón y secos los ojos. Para ablandar lo duro del destino ha dado Dios a la mujer el llanto, que es lo que hay en lo humano de divino.

La tristeza, esté siempre justificada, muchas veces sólo es pereza. Nada necesita menos esfuerzo que estar triste. No hay mayor causa de llanto que no poder llorar. Las lágrimas fueron puestas por Dios en los ojos para deshacer las penas del corazón.

Se necesita más valor para sufrir que para actuar. Cuando estés feliz mira en lo profundo de tu corazón y te darás cuenta de que lo que ahora te está dando alegría es sólo lo que te ha dado dolor antes. Cuando estés triste mira de nuevo en tu corazón y verás que en verdad estás llorando por lo que causó placer en tu espíritu, antes. La misma tristeza inventa por sí misma muchos motivos de sentimiento. La pena, más que cordial, es un corrosivo para los males que no tienen cura.

Lloramos al nacer por tener que entrar es este gran escenario de locos. Podéis hacerme abdicar de mis glorias y de mi estado, pero no de mis tristezas. ¡Todavía soy rey de mis amarguras…!