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Domingo, 24 de Noviembre del 2024
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No es Tiburón, no es Aquaman es Michael Phelps, Súper Olímpico

Michael Phelps

Michael Phelps puso el cerrojo de oro a su participación en Río de Janeiro y a una carrera inigualable, al conquistar su 23ra presea olímpica con el relevo 4x100 de estilos combinados de Estados Unidos. “Así quería terminar mi carrera, de esta manera”, comentó Phelps luego de hacer su aporte a la galería de momentos mágicos en la historia de los Juegos Olímpicos. “Traté de contenerme un poco en el podio, pero sin duda sentí que me quebraba por dentro”.

Fue la 28va medalla olímpica de Phelps, el deportista más laureado en la historia de los Juegos. Y no la consiguió como una comparsa del equipo. Estados Unidos, cuyo equipo se completó con Ryan Murphy en espalda, Cody Miller en pecho y Nathan Adrian en libre, impuso un récord olímpico de 3 minutos, 27 segundos y 95 centésimas.

“Creo que estos juegos mostraron el crecimiento que él ha tenido”, dijo Anthony Ervin, compañero de Phelps en el equipo de natación. “Su espíritu humano, su capacidad de sanar... mostró todo esto en la natación y en el liderazgo que ejerció dentro del equipo”.

Gran Bretaña obtuvo la plata con 3:29,24 y Australia el bronce, con 3:29,93.

“Hoy, cuando bajé del autobús y caminé a la piscina, sentí que comenzaría a llorar”, confesó. “El último calentamiento, la última vez que me ponía el traje y que caminaba frente a miles de personas en representación de mi país. Es una locura. Ha sido algo mucho mejor de lo que fue hace cuatro años”.

“Simplemente me siento bien por saber que todo el trabajo duro rindió frutos y que fui capaz de sobreponerme a algunos momentos difíciles que pasé durante los últimos dos años, para volver al lugar que quería”, explicó Phelps, que a mediados de 2015 terminó de purgar una suspensión de seis meses que le fue impuesta por conducir ebrio.

Phelps se robó el espectáculo, tal vez de todos los Juegos. Phelps ha dicho que desea pasar más tiempo con ambos. Y es por ello que quizás la del sábado haya sido la última oportunidad de ver a un gigante al que todavía le sobra talento y combustible. Una despedida que no podía ser de otra manera, bañada de oro.

“Ésta es la cereza del pastel y estoy ansioso por comenzar un nuevo capítulo”, concluyó.