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Viernes, 22 de Noviembre del 2024
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Bailando y rememorando al “León de la Salsa con Oscar D’León

Oscar D'Leon

Uno de los mejores músicos en el mundo para bailar la “salsa” ha sido y es el sonero Oscar D’León. También cantante, bajista, arreglista y director de orquesta, el venezolano ha interpretado la música cubana, ahora convertida en continental, como si fuera de su misma tierra.

Como todo lo que se vive en la actualidad se convierte en libro, en historia en vivo grabada, o en récord para YouTube, así mismo nos pudimos enterar de anécdotas de vida fascinantes del mismísimo Oscar D’León (Oscar Emilio León Simoza) por obra y gracia de nuestro cronista de música popular cubana Eloy Cepero. Con sus Grandes leyendas musicales: una historia musical en vivo, del Instituto de Estudios Cubanos y Cubano Americanos de la Universidad de Miami, ICCAS, Cepero ya se desborda de la música propiamente cubana y entrevista a los extranjeros que la han cultivado. Y también estaba allí el mánager de D’León, Oswaldo Ponte, que ha dado información para el libro Oscar D’León, confesiones de Oswaldo Ponte (segunda edición internacional, 2014), del escritor William Briceño.

En la audiencia se encontraba, entre otros notables de la música, el reconocido Omer Pardillo, quien fue mánager de Celia Cruz, disfrutando del reconocimiento al gran sonero. Lo primero que se mostró en el fabuloso encuentro fue el video de la visita a Cuba de Oscar D’León en 1983, que le causó muchas desventuras fuera de la isla, porque no se veía con buenos ojos por los exiliados.

“Me llamaba la atención en la isla cómo hablaban los cubanos, que sacan chistes de donde no hay”, dijo. Pero las emisoras de aquí comenzaron a recortarlo. “Yo no había ido con ideas políticas”, confesó el cantante. Lo que disfrutó fue ir a ver dónde cantaba Beny Moré, a la Bodeguita del Medio, al hospital, a Santiago de Cuba. “Tomás García Fusté de la WQBA me ayudó mucho”, dijo. “También en las calles de Caracas me huían. Y les escribí a los Kiwanis, no me contestaron”.

Las emisoras del Caribe habían entrado en Cuba con su música, cuando ya en la isla no se oía esa música antigua, pues todos los artistas se habían ido a Nueva York, especialmente Celia Cruz. Y por eso se arrebataron con él en su visita.

Oscar saluda a todo el mundo al llegar a la Casa Bacardí, sede de ICCAS, como si los conociera de toda la vida. Ha vivido al margen del alcohol y del tabaco, dice. Trata de estar siempre saludable. Comenzó hablando de su familia, y cómo a su madre Carmen Dionisia Simoza le gustaba cantar, pero a él más bien lo llamaba la percusión. Aunque un día hizo falta un cantante en un grupo y se ofreció a hacerlo. Así nació su vida como artista.

En 1972 fundó una agrupación que emulaba el sonido de la Sonora Matancera, de Cuba, que era su pasión. Había varios grupos que llevaban música para bailar a las cervecerías –como lo había hecho la Matancera en La Habana– y entre estas agrupaciones surgió una llamada Satélite. Y allí cantó. En realidad él no había sido artista, porque tuvo un hijo a los 19 años y trató de trabajar donde pudiera para mantener a su nueva familia.

Pero finalmente fundó La Dimensión Latina, que fue un vehículo musical excepcional. En 1975 hizo con este grupo la canción Llorarás, que lo llevó a la fama. Ya en 1976 se separó del grupo en el que era bajista, cantante y percusionista. Conoció al puertorriqueño Andy Montañez con El Gran Combo, con quien también cantó D’León. Contó que vino al primer Carnaval de la Calle Ocho.