Este año no hay reforma
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- Categoría: Inmigración
- Publicado el Sábado, 11 Enero 2014 10:20pm
Por: Luisa Fernanda Montero
Para La Red Hispana
Washington DC.-
Eso de mantener la esperanza y ser optimista –cosa que he tratado de hacer por años- en lo que a inmigración se refiere, tiene sus desventajas. Si bien es cierto que no hay que perder la fe, también lo es que a punta nada más de fe no llegamos a ningún lado. El panorama para el 2014 realmente pinta color de hormiga y siendo muy realistas, tenemos que darnos cuenta de que las marchas, los cabildeos y los ayunos por temporadas no sirvieron para nada en el año que acaba de pasar.
¿Qué nos hace creer que la cosa será diferente en el 2014? Nada parece indicar, por ejemplo que en el 2014 disminuya el record de deportaciones que llegó, según reportó del Departamento de Seguridad Nacional -DHS- a 368,644. 368,644 inmigrantes trabajadores deportados, que fueron separados de sus familias, a pesar de las promesas hechas por esta administración de enfocar dichas deportaciones en personas con un perfil criminal.
Nada parece indicar, tampoco que el proyecto aprobado por el senado para reformar la ley de inmigración, siga su curso en la cámara de representantes y se llegue a una votación o a un acuerdo bipartidista; lo que significa que es muy poco probable que haya reforma. Y nada parece indicar que demócratas y republicanos se pongan de acuerdo en un tema tan escabroso políticamente, durante un año electoral.
Así las cosas, tampoco es cuestión de echarse a la pena y apostarle al pesimismo. No. Pero si creo que es justo y necesario que nos pongamos a pensar en serio en lo que estamos haciendo realmente como comunidad para lograr los cambios que queremos. Con todo el respeto que merecen los activistas, cuyo trabajo es encomiable e indispensable, nos falta mucho.
Es evidente, por ejemplo, que un ayuno por turnos, no llama la atención de nadie y no logra evidenciar la tragedia real que viven día a día millones de personas, discriminadas por su condición legal o por su raza, discriminadas y explotadas.
¿Qué queda, por ejemplo, de la visita de un presidente que apoya a los inmigrantes y clama por una reforma migratoria mientras su gobierno ostenta los records de deportación más altos a los que se haya llegado jamás? Al presidente Obama, al parecer se le acabó el tiempo y no le alcanzó para cumplirles a las comunidades hispanas e inmigrantes las promesas de campaña. Eso es triste. Este año que comienza no trae el halo de esperanza, en términos de inmigración, que traía el 2013. Este año no hay reforma.
Pero tal vez este año sea indispensable para que todos los actores de este drama se detengan un poco a pensar qué es lo que realmente hace falta para que los legisladores entiendan que somos parte de esta sociedad y merecemos salir de las sombras y vivir con dignidad y a la medida que nos lo imponga nuestra honestidad y nuestra capacidad de trabajo y no al vaivén de los intereses políticos y económicos de un sistema evidentemente mediocre e injusto.