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Viernes, 22 de Noviembre del 2024
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Entre litigios, retractaciones y más promesas

Por: Maribel Hastings

Washington DC.-

Se supone que este 19 de mayo arrancaría la implementación del programa de Acción Diferida para Padres de Ciudadanos y Residentes Permanentes (DAPA), pero en su lugar se aguarda a que los tribunales decidan el futuro de millones de indocumentados que se habrían beneficiado de esta iniciativa y de la ampliada Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA). A 20 meses de que el presidente Barack Obama complete su cargo, la comunidad inmigrante y quienes la apoyan no han visto concretarse la promesa de reforma migratoria amplia que se formuló en 2008.

Por otra parte, muchos DREAMers se han beneficiado del DACA 2012 girado por Obama, pero el DACA ampliado y el DAPA para amparar a sus padres, ambos anunciados en 2014, están empantanados en una batalla legal de claros matices políticos. En ese contexto, los aspirantes a la presidencia en 2016 comienzan a cortejar el voto latino. La aspirante demócrata, Hillary Clinton, formuló doble promesa: la de impulsar una reforma migratoria con vía a la ciudadanía y, en su defecto, pelear por las acciones ejecutivas giradas por el presidente Barack Obama, e incluso ampliarlas para incrementar la cifra de potenciales beneficiarios.

Este domingo, el ex Secretario de Vivienda, Henry Cisneros, declaró en el programa Al Punto, de Univisión, que un hispano, el actual Secretario de Vivienda, Julián Castro, es el número uno en la lista de potenciales compañeros de fórmula de la precandidata demócrata si, como se espera, baila sola hacia la nominación (por si quedaban dudas de que Clinton está agresivamente cortejando el voto latino).

Por el bando republicano, el potencial precandidato Jeb Bush, y el senador de Florida, Marco Rubio, hablan de impulsar una reforma tras “asegurar la frontera”, pero no queda claro si esa reforma resultaría en una legalización con vía a la ciudadanía o sin ella.

Ambos se oponen a las acciones ejecutivas giradas por Obama, pero los dos han indicado que, de ser presidentes, no revocarían DACA 2012 de manera inmediata porque hay personas inscritas en el programa. DACA terminaría, dicen, cuando sea sustituido por una reforma migratoria por la vía legislativa de la cual no proveen detalles.

DAPA es otra historia. Rubio afirma que la revocaría porque no ha sido implementada y Bush dice que “no he pensado” cómo abordaría la situación de los padres de los DREAMers.

Fue interesante que en el mismo programa dominical Al Punto, el ex Secretario de Comercio, Carlos Gutiérrez, antiguo promotor de la reforma migratoria con vía a la ciudadanía durante la presidencia de George W. Bush, y simpatizante de Jeb Bush, defendió el concepto de legalización sin ciudadanía que el ex gobernador de la Florida ha planteado de forma ambivalente.

“La candidata del Partido Demócrata (Clinton) ha dicho que ella quiere a fuerza un camino a la ciudadanía. El problema es que hay que hacer lo que se puede hacer. Hay que hacer lo que es posible...Y lo que yo creo que es posible es una legalización...que millones de personas puedan ser legales, puedan viajar fuera del país, puedan regresar, puedan trabajar. Y rechazar un acuerdo que no incluye un camino a la ciudadanía pero sí incluye la legalización, yo creo que es demagogia y yo creo que es el colmo”, indicó Gutiérrez.

Y en Fox News, Rubio declaró que sigue apoyando la reforma migratoria amplia que primero apoyó y luego rechazó, pero que no existen los votos para aprobarla en la Cámara Baja.

Muchos inmigrantes aguardan con cautela. Ricardo es un mexicano indocumentado de 48 años de edad, 20 de esos viviendo en Estados Unidos. No califica para DAPA pero su hija pudo beneficiarse de DACA.

“Todos los políticos dicen lo mismo cuando se acercan las elecciones. Marco Rubio está muy joven para la presidencia y Jeb Bush posiblemente siga la misma línea de su padre y su hermano. Así que la opción es Hillary Clinton, pero esperemos que no salga como Obama con sus promesas”, declaró Ricardo.

En este complicado debate suele mirarse a los indocumentados como si operaran en un vacío. Se ignora que la mayor parte tiene una década o más viviendo en Estados Unidos; muchos de ellos, más de dos décadas y tienen trabajo, familia e hijos ciudadanos. Se calcula que unos 5 millones de niños ciudadanos estadounidenses tienen al menos un padre indocumentado o ambos padres indocumentados.

Quienes se oponen a la reforma migratoria amplia y a las acciones ejecutivas dicen estar defendiendo la Constitución y los derechos de los estadounidenses excepto si esos ciudadanos estadounidenses son más de cinco millones con padres indocumentados. Parecen olvidar que en ese universo hay votantes y futuros votantes que a la hora de registrarse y votar recordarán qué políticos satanizaron a sus padres, quiénes los ayudaron y quiénes prometieron y no cumplieron.

Este martes 19 de mayo habría arrancado la implementación de DAPA, pero en su lugar arrecia la temporada electoral en medio de litigios, ataques, retractaciones, promesas ampliadas y, sobre todo, el mismo limbo migratorio y la espera de millones.