No podemos permitir que el nativismo y las mentiras de Trump pasen sin oposición o se conviertan en algo normal
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- Categoría: Inmigración
- Publicado el Lunes, 6 Junio 2016 1:17pm
Por: David Torres
Washington DC.-
Hemos creído durante mucho tiempo que no podemos darnos el lujo de convertir en algo normal a Donald Trump y a su peligrosa visión para Estados Unidos, ni permitir que sus nocivas ideas y su estilo personal de hacer campaña se generalicen o sean tratados como una manera típica de hacer política. Durante el fin de semana de Día de los Caídos, Trump dio dos nuevos ejemplos de su divisiva y nativista visión para el país y, de paso, subrayó el porqué los analistas en los medios informativos y de otras instancias no deberían faltar a las normas y convenciones en la cobertura del magnate y su campaña.
Parado cerca del Memorial a Lincoln y dirigiéndose al contingente de una reunión anual de ciclistas del Día de los Caídos, Trump dijo que “los inmigrantes ilegales son mejor tratados que nuestros veteranos. No voy a permitir que eso ocurra”.
Aunque la aseveración de Trump es evidentemente falsa, ésta cumple el propósito de su falsedad a tal grado que verificarla es insuficiente.
La reportera del New York Times Nina Bernstein tuiteó: “Esta es una mentira total. No la normalidad política de encubrir la verdad o darle vuelta. Territorio de la Gran Mentira”.
Y el veterano comentarista político James Fallow comentó en respuesta: “Es una clase de insulto a la inteligencia de la gente tratar esto como un reclamo serio. (‘Donald Trump dijo ayer que dos era un número mayor que cinco. Examinemos por qué esto no es cierto…’) Era una simple declaración de queja, que se acomodaba al hábil pero peligroso modelo de lectura experta de Trump, y luego para consentir a su audiencia inmediata y justo en el lugar para ser vitoreado”.
Además, durante un acto de campaña el viernes en San Diego, trajo a colación los más recientes acontecimientos en relación con la demanda contra la Universidad Trump haciendo mención a la herencia mexicoamericana del (nacido en Estados Unidos) juez que está a cargo del caso, al decir: “El juicio se realizará hacia noviembre. No debería haber juicio. Debió haber sido desestimado fácilmente, todo mundo dice eso. Pero tenemos un juez que odia a Trump. Su nombre es Gonzalo Curiel… El juez, que al parecer es, nosotros creemos, mexicano, lo cual está bien. Creo que está bien”.
En un programa reciente, titulado “How Not to Normalize Trump”, Bob Garfield, copresentador de “On the Media”, de WNYC/NPR, captó por qué los medios no pueden ser cómplices en generalizar los aspectos de la fea visión que Trump tiene para Estados Unidos: “Este hombre es una amenaza de proporciones históricas, ¿de modo que a Chuck Todd sólo le interesan sus propuestas fiscales? Es como preguntarle a Charles Manson sobre su historial de manejo. Pero he aquí a la prensa política, dirigiéndose hacia la elección general como de costumbre y tratando a un demagogo como el legítimo abanderado, como si lo único que tuviera que responder fuese el más reciente incidente en las noticias… en este caso, al ser esclavos del ángulo más nuevo es mera negligencia porque cada momento dedicado a Trump entierra lo más importante. Lo principal es que un hombre que quiere construir un muro, que quiere prohibir a los musulmanes, que considera a las mujeres solamente como posibles recipientes para su –‘no hay problema, se los aseguro’–, podría ser el presidente de Estados Unidos. Era lo principal en julio. Es lo principal ahora. Será lo principal en noviembre. Cada entrevista con Donald Trump, cada una de ellas debería servir para responsabilizarlo de fanatismo, provocación, conducta juvenil y despreocupado desdén por la Constitución”.
De acuerdo con Frank Sharry, director ejecutivo de America’s Voice, “Donald Trump lleva a cabo una campaña con base en el nativismo, la deshonestidad y el divisionismo. El haber dado a conocer su más reciente temeraria falsedad a los pies del Memorial de Lincoln –un monumento a un hombre cuyos principios rectores para Estados Unidos son el espejo opuesto a los de Trump– nos recuerda lo que está en juego y por qué no podemos permitir que la visión de Trump para el país pase sin oposición o se convierta en algo normal”.