Solidaridad cubana y libertad estadounidense
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- Categoría: Internacional
- Publicado el Lunes, 28 Marzo 2016 12:41am
Por: Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Economics On The Move. E-mail: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Washington DC.-
En un periodo de sequías, el que trae lluvia definitivamente trae suerte. Así sucedió el día lunes, cuando el presidente Barack Obama arribó a la Habana, Cuba. Los vientos fuertes que lo acompañaron trajeron la ilusión de la democracia. Esos mismos vientos devolverán la solidaridad y la justicia social cubana a los Estados Unidos.
El viaje histórico del presidente Obama no sólo beneficia a los cubanos sino también a los estadounidenses. Muchos sabemos que la visita de Obama es uno de los primeros pasos para debilitar la centralidad política del sistema socialista cubano. No es necesario una invasión armada para llevar a cabo eso cambios, sino se requiere un poquito de tino económico.
Como manifesté en otras oportunidades, el régimen cubano se doblará desde adentro, pero es sumamente importante estimular a la población cubana desde afuera. El presidente Obama tiene en mente esta estrategia. Google, por ejemplo, ya presentó un proyecto al gobierno cubano para modernizar las plantas de internet e incrementar los usuarios en Cuba. Uno simplemente se puede imaginar el tremendo impacto de las redes sociales y los medios de comunicación en la mente del ciudadano cubano en términos de libertades políticas.
Antes, los estadounidenses que querían viajar y visitar la isla del encanto tenían que hacerlo en forma subrepticia por México o por otro país latinoamericano. Hoy ya no es necesario depender de la ilegalidad. Muchos norteamericanos, especialmente cubanos-americanos, pueden viajar a la Habana o a cualquier ciudad cubana sin necesidad de sufrir una reprimenda por parte del gobierno norteamericano.
Por otra parte, los cubanos también piensan destruir algunas malas costumbres de la sociedad norteamericana con la visita de Obama. Reconozcamos o no, Cuba es cuna de la revolución latinoamericana y también bastión de la solidaridad de la región.
En una conferencia de prensa, muchos periodistas increparon a Raúl Castro por la falta de derechos políticos, libertad de expresión y derechos civiles en Cuba. El líder cubano les contestó que los derechos humanos también incluyen el derecho a la salud, a la educación y a la igualdad de los sexos. Es verdad, Cuba, a diferencia de Estados Unidos, está muy adelantado en estos rubros sociales. Años atrás, unos amigos médicos cubanos que ofrecían su servicio en Bolivia a través de un convenio con el gobierno cubano, me comentaban que todos los cubanos tienen un seguro médico extremadamente incluyente.
“Allá nadie se muere por falta de medicamentos o por negligencia del sistema de salud”, manifestaron.
Del mismo modo, los roces sociales que normalmente visualizamos en las ciudades norteamericanas, en Cuba estos problemas son totalmente aislados. El racismo se ha intensificado en Estados Unidos y es muy difícil ignorarlo, especialmente en un proceso electoral dominado por un candidato extremadamente intolerante. Nuestra sociedad está más dividida en base a la “raza” y etnicidad que en otros periodos. En Cuba sucede lo contrario. La convivencia social entre afrocubanos y personas cubana de ascendencia española-europea es una de las más armónicas del continente.
Ayer, cuando el presidente Obama se paseaba por los recintos gubernamentales de Cuba, se pudo observar a muchos afrocubanos en posiciones de poder. Eso es muy raro en Estados Unidos.