Problemas de hiperinflación
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- Categoría: Internacional
- Publicado el Lunes, 6 Junio 2016 1:00pm
Por: Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Economics On The Move. E-mail: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Washington DC.-
A muchos que nos dedicamos a escribir columnas y aquellas personas que profesionalmente buscan información periodística, nos da una inquietud casi incontrolada de enfocar nuestros temas en la funesta figura de Donald Trump. Me doy cuenta que toda esa gente profesional del medio periodístico, como yo, caemos presas de la arrogancia de un individuo manipulador que piensa que el centro del universo es su persona. Sin embargo, el mundo es grande y su centro gravita en nosotros, en la gente, no en un pobre loco egocentrista y hablador. Los problemas de la gente en el mundo son reales, ycomo tal hay que saber interpretarlos, analizarlos e informarlos.
Alguno que otro comentarista que me escribe a mi correo electrónico me recuerda que actualmente en Venezuela hay mucha gente que vive en la desesperación por los problemas recurrentes de su economía. Estos ciudadanos venezolanos que actualmente radican en Estados Unidos me comentan que las políticas estatistas y populistas del gobierno del presidente Nicolás Maduro no han logrado amortiguar los problemas de inflación que ocurren en el seno de la economía venezolana. Por el contrario, sus políticas populistas están propiciando una inflación que muy pronto se convertirá en hiperinflación.
El problema de la hiperinflación la he vivido en carne propia en mi tierra natal de Bolivia durante el gobierno de Hernán Siles Suazo (1982-1885). Este líder político de izquierda de la Unidad Democrática Popular (UDP) llegó a la primera magistratura boliviana después de un proceso de elecciones y golpes de estados por parte de militares que se reusaban ceder el poder a un gobierno civil. Siles Zuazo llegó al poder gracias al enorme apoyo popular de los sectores populares del La Paz y los distritos mineros en los departamentos de Potosí, Oruro y los valles de Cochabamba. Su entrada a La Paz, capital administrativa de Bolivia, después de meses de destierro fue un convite político impresionante que nunca se me olvida. Una de las pancartas más anunciadas decía: “Todos a [la plaza] San Francisco, el hambre no espera”.
Después de un año de gobierno de Siles Zuazo, el hambre fue lo que más abundó. Sus políticas populistas trataron de imponer orden a una economía boliviana que había sido resquebrajada por dictaduras militares. A inicios de la Globalización y en medio de un fenómeno de políticas de mercado (neoliberalismo), iniciado desde el gobierno norteamericano de Ronald Reagan, las políticas estatistas nadaban contra la corriente. Al pobre Siles Zuazo le fue de mal en peor después de dos años de gobierno. Cuando quiso cambiar su estrategia económica –de una de corte estatista a otra de mercado—, los sectores sindicalistas de Bolivia, liderados por la Central Obrera Boliviana, le cerraron las puertas a través de bloqueos y manifestaciones políticas que paralizaron a toda la sociedad boliviana. El resultado fue la desestabilidad política y una hiperinflación histórica.
Venezuela está en las postrimerías del mismo periodo hiperinflacionario de Bolivia. Durante el primer trimestre de este año, la inflación venezolana rebasó el 180% y se estima que a final del año subirá a 500%. Si el gobierno de Maduro persiste con su populismo anacrónico, los venezolanos estarán en la misma encrucijada que a muchos bolivianos nos tocó vivir en la década de 1980. No es fácil vivir en una hiperinflación. Mi madre me enviaba por un paquete de panes con un dinero que aparentemente era suficiente para comprarlo. Desde el momento que salí de mi casa hasta mi llegada a la tienda, el precio de los panes ya se había multiplicado. El dinero servía para poco.