Puerto chileno de Valparaíso se prepara para enfrentar un tsunami
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- Categoría: Internacional
- Publicado el Lunes, 7 Noviembre 2016 12:37am
Valparaîso.-
“Miren hacia adelante, acuérdense, caminando rápido”, le dice la profesora a unos pequeños niños que avanzan agarrados a un gusano de tela tras ser evacuador de su guardería este jueves en un simulacro de tsunami en la costa de la región de Valparaíso, en Chile, y que también se realiza en Japón, Indonesia y Hawái. La consigna era que todos aquellos que estuvieran a menos de 30 metros sobre el nivel de mar -como esta guardería- tenían que ponerse a resguardo al oír las sirenas de alerta, aunque algunas de ellas, como las de los bomberos, fallaron. Aunque bien claras en un mapa distribuido por la Administración de Riesgos, las vías de evacuación por donde tenían que circular las personas evacuadas no estaban bien señalizadas.
“La evaluación ha sido muy positiva, particularmente por la reacción de la ciudadanía, que ha actuado de manera tranquila, colaborativa”, resume al término del operativo de 45 minutos, el intendente (gobernador) de la región Gabriel Aldoney Vargas, quien considera que en casos reales la “reacción es vital para evitar riesgos mayores, incluso muertes”.
Aldoney es consciente de que era una prueba que permitió sacar muchas lecciones: “Hay que mejorar el sistema de comunicaciones a la comunidad”; “la señalética”, no solo para informar a los ciudadanos locales sino a los turistas menos familiarizados con estos episodios de la naturaleza, así como mejorar la “conexión con el resto de la región”.
La mayor parte de las señales que indican las vías de evacuación en caso de tsunami han desaparecido a causa del vandalismo, dice Sebastián Toro, de la Administración de Riesgos de la Municipalidad, encargado de dirigir la evacuación de la guardería, junto con dos psicólogas.
De las 500,000 personas que estaban llamadas a participar en esta región costera, azotada, igual que el resto del país, uno de los más sísmicos del mundo, por algunos de los terremotos más fuertes de los que hay registro, se sumaron solo 100,000.
Durante el simulacro muchos comercios permanecieron abiertos, otros bajaron sus persianas o cerraron sus puertas aunque su personal se quedó adentro. Los vendedores ambulantes siguieron vendiendo sus productos, contemplando ayudar a mucha gente a ponerse a resguardo. Una decena de colegios, de más de 200 convocados, decidió no participar de esta prueba, “la base fundamental para crear un hábito” y “resiliencia” en la población, según Aldoney.