Papa Francisco: “Hay que ver qué hace Trump, no podemos ser profetas de calamidades”
- Detalles
- Categoría: Internacional
- Publicado el Lunes, 30 Enero 2017 11:00am
Ciudad del Vaticano.-
El viernes, a la misma hora que Donald Trump juraba su cargo en Washington, el Papa Francisco concedía en el Vaticano una larga entrevista a El País en la que pedía prudencia ante las alarmas desatadas por el nuevo Presidente de Estados Unidos -“hay que ver qué hace, no podemos ser profetas de calamidades”-, aunque advertía de que, “en momentos de crisis, no funciona el discernimiento” y los pueblos buscan “salvadores” que les devuelvan la identidad “con muros y alambres”.
¿Y hay una parte de la Iglesia anestesiada? Todos tenemos peligros. Es un peligro, es una tentación seria. Es más fácil estar anestesiado.
Se vive mejor, se vive más cómodo. Por eso, más que los dormidos, ahí está esta anestesia que da el espíritu de la mundanidad. De la mundanidad espiritual. Lo que anestesia es el espíritu del mundo. Y entonces el pastor se convierte en un funcionario. Y eso es el clericalismo, que a mi juicio es el peor mal que puede tener hoy la Iglesia.
¿Se encuentra bien de salud? De acá para arriba, perfecto. El problema son las piernas. Camina con ayuda. Tiene una memoria de elefante, hasta en los matices. Por ahí yo digo una cosa, y me responde: “No es ese año, fue en tal año”.
¿Cuáles son sus mayores preocupaciones con respecto a la Iglesia y en general con la situación mundial? Con respecto a la Iglesia, yo diría que la Iglesia no deje de ser cercana. O sea, que procure ser continuamente cercana a la gente. La cercanía. Una Iglesia que no es cercana no es Iglesia. Es una buena ONG. O una buena organización piadosa de gente buena que hace beneficencia, se reúne para tomar el té y hacer beneficencia… Pero lo que a la Iglesia la identifica es la cercanía: ser hermanos cercanos. Después, en el mundo, es la guerra. Estamos en la Tercera Guerra Mundial en pedacitos. Y últimamente ya se está hablando de posible guerra nuclear como si fuera un juego de baraja: se juega a las cartas… Y eso es lo que más me preocupa. Me preocupa del mundo la desproporción económica: que un pequeño grupo de la humanidad tenga más del 80% de la fortuna, con lo que esto significa en la economía líquida, donde al centro del sistema económico está el dios dinero y no el hombre y la mujer, ¡el humano! Entonces se crea esa cultura del descarte.