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Viernes, 22 de Noviembre del 2024
| 5:23 am

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Más corrupto que el más corrupto

Por: Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Economics On The Move. E-mail: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Washington DC.-

Algunos lectores míos, que se inclinan a respaldar las políticas de Donald Trump, sugieren que soy demasiado incisivo, incluso tendencioso, con relación a las políticas del actual gobierno, especialmente en torno al caso del llamado rusiangate. Mis críticos infieren que primero deberíamos verificar y comprobar la información y luego juzgar de acuerdo a las averiguaciones que encontremos. Además sugieren que nosotros –los latinoamericanos que vivimos en Estados Unidos— deberíamos ser más condescendientes con los dirigentes de este país (Estados Unidos) porque en los nuestros (en América Latina) los gobernantes son unos corruptos, ventajosos, nepotistas, mentirosos y aprovechados.

Para responder a mis críticos, lo que se dice del rusiangate no es chisme, ni mucho menos es la opinión personal de un columnista y un analista político. Es un hecho, por ejemplo, que Michael Flynn, ex asesor de seguridad nacional del actual gobierno y mano derecha de la campaña electoral de Trump en 2016, mintió bajo juramento que no estaba relacionado con el gobierno ruso de Vladimir Putin. Flynn no simplemente se prestó a la manipulación rusa, sino que recibió grandes sumas de dinero de gobiernos que están infiltrados por la mafia de Putin.

Sally Yates, ex procuradora del Estado, informó repetidas veces a los asociados de Trump sobre las acciones fraudulentas de Flynn. En vez de escucharla y proceder con ética, Trump encubrió la información y se prestó a proteger a delincuentes y traidores comoFlynn.

Algo similar sucedió con el actual procurador general Jeff Sessions y recientemente con su yerno, Jared Kushner. Los dos sirvieron como intermediarios en el rusiangate y a los dos se los está encubriendo.

Trump es peor que el más corrupto de los políticos de América Latina. A Sally Yates la despidió porque sintió que era una mujer ética e inmanipulable.

Por otra parte, a pesar de que James Comey, ex jefe máximo de la Agencia Federal de Investigación (FBI), cometió errores de decisión en la campaña electoral del año pasado,siempre mostró ética profesional. Trump lo instigó y trató de “comprar” su apoyo. Comey dijo “no” y Trump lo despidió.

A mis señores críticos, Trump no solamente es un corrupto de primera clase, sino también es un racista comprobado (desistió rentar sus apartamentos a personas de color); susexismo y depredación sexual ha sido documentado por diversos medios de comunicación (descaradamente dijo que le encanta agarrar las parte genitales de la mujer); es un mentiroso empedernido; un traficante de influencias y un degradante de las personas discapacitadas (imitó cínicamente a una persona discapacitada).Trump es un malestar mundial y la peor vergüenza de Estados Unidos.