¡Ya Basta!
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- Categoría: Washington DC
- Publicado el Martes, 30 Enero 2018 2:46pm
Por: Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Economics On The Move. E-mail: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Washington DC.-
La erupción de movimientos sociales en el país tiene que ser interpretado de dos maneras. Primero, no existe coherencia entre las políticas del Estado y los intereses de una gran proporción de la población. Segundo y muy relacionado con el primero, los grupos afectados encuentran en la movilización una alternativa para el cambio.
Los movimientos por la justicia y los derechos de mujer ocurridos la semana pasada nos recuerdan el repudio existente hacia la clase política, las políticas del gobierno, el machismo y los abusos sexuales.
Alrededor de 600.000 personas –la mayoría de ellos mujeres— marcharon por las calles céntricas de Los Ángeles; otras 300.000 personas se manifestaron en Chicago, mientras que en New York sobrepasaron los 200.000; y en cada rincón cosmopolita del país se observó un clima solidario a los derechos de la mujer.
El año pasado y a inicios del presente año ocurrieron hechos nefastos en su contra. Recientemente observamos la denuncia de estrellas gimnastas del equipo olímpico de Estados Unidos contra un pervertido mental, quien se amparaba en su atuendo de médico y abusaba sexualmente a las jóvenes atletas.
En las elecciones especiales del estado de Alabama, en diciembre del año pasado, vimos cómo un grupo de valientes de mujeres alzó la voz contra las agresiones sexuales de Roy Moore, candidato republicano al senado.
En el mismo año, otro grupo de mujeres se propuso revelar los atropellos sexuales de Bill Cosby, actor y comediante de Hollywood. Según se dice, el famoso actor invitaba a reuniones privadas a jóvenes aspirantes al estrellato y las seducía sexualmente con el uso de drogas que las dejaba en un estado inconsciente. Mientras estaban dormidas, las violaba carnalmente.
Por otra parte, durante las elecciones presidenciales del año pasado, más de una centena de mujeres presentó cargos de abusos sexuales contra el máximo dirigente político del país. Una mayoría del electorado nacional no les creyó y eligió a Trump como presidente.
Así, en los casos de las gimnastas, la ley está siguiendo su curso a favor de las víctimas. Lo mismo sucedió en Alabama, donde los votantes decidieron poner fin las aspiraciones políticas de Roy Moore de llegar al Senado. Sin embargo, en el caso de Bill Cosby y de Donald Trump las leyes y la justicia solo sirvieron para mencionarlas y no para proteger a las víctimas. A Bill Cosby lo exoneraron, mientras que a Trump lo premiaron a pesar de ser un abusivo sexual.
Ante estos atropellos, las mujeres dijeron: ¡Ya Basta! Si los derechos no los hace cumplir el sistema político-jurídico, allí están ellas en las calles de las ciudades más importantes para reivindicar sus derechos.