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Sábado, 21 de Septiembre del 2024
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Centroamericanos piden aquietar el miedo por redadas inmigratorias

Por: Paula T. Castellano
Washington DC.-

Redadas

Señores políticos “legales”, en lugar de hablar y crear pánico y desesperanza en las comunidades “ilegales”, pónganse a trabajar juntos, unan esfuerzos por una Mejor Nación.

Esa noticia cimbró a las comunidades de inmigrantes, mientras veíamos a la Casa Blanca dando el poder a los rudos agentes de ICE otra vez. Los funcionarios del gobierno de Obama que tramaron este esquema conocen muy bien el devastador efecto que tiene la idea de las redadas en las comunidades inmigrantes.

“¿Crees que los agentes de ICE vengan por nosotros?”, me preguntó mi madre antes de salir de su casa. Mientras permanecía en la entrada, visiblemente molesto, le dije a mi madre que nadie vendría a buscarla, y quien intentara deportarla tendría que pasar sobre mí.

Este no es un escenario desconocido. Mis padres me han hecho la misma pregunta desde que estaba terminando la preparatoria, y siempre les he dado cualquier tipo de respuesta con el fin de apaciguar su miedo de ser detenidos y deportados. Sin embargo, tras recibir el siguiente mensaje de texto de parte de mi madre anoche, supe que no podía esconderles la verdad. Mis padres son deportables desde que se levantan hasta que se acuestan.

Este simple hecho es el que les causa preocupación mientras manejan al trabajo en las mañanas y el mismo que los mantiene despiertos en la noche preguntándose si los agentes de inmigración los persiguen. Como muchas otras familias inmigrantes, mis padres tienen buenas razones para estar asustados. No califican para el estancado programa DAPA del presidente Obama, el que protegería a los padres de ciudadanos estadounidenses y residentes permanentes de la deportación, y ellos se sienten constantemente inundados de insultos y ataques por parte de los republicanos en los medios de comunicación.

A través de los años, le he dicho a mis padres con frecuencia que vean el lado positivo de las cosas, de que al menos el presidente Obama logró darnos el DACA, de tal manera que mis hermanos y yo pudiéramos vivir una vida más o menos normal. Pero al anunciar las redadas en las casas de las familias inmigrantes, el presidente Obama socava todos mis esfuerzos de mantener a mi familia esperanzada y fuerte. Con una fría bofetada en el rostro, le recuerda a los inmigrantes que pueden ser sacados a la fuerza de sus casas sin advertencia, y en consecuencia ser enviados a los peligros de los que escaparon en sus países de origen.

Presidente Obama, su personal de inmigración en la Casa Blanca y el secretario Jeh Johnson están tratando de protegerse a sí mismos tras comunicados en los que establecen que nosotros, la comunidad inmigrante, “no deberíamos sorprendernos” por esas redadas. Cuando el gobierno de Obama aseguró que deportaría delincuentes, no familias, le creí —y convencí a mis padres de ello, casi como si les estuviese dando una justificación temporal— diciéndoles que tenían que vivir un poquito más con miedo antes de que pudieran obtener algún tipo de alivio. Resulta que ese “poquito más de tiempo” se convirtió en ocho largos años con una cifra récord de deportaciones.

Tal vez el presidente Obama está tratando de escribir el último capítulo de su legado como “deportador en jefe”, o quizá está haciendo lo que ha venido haciendo todo el tiempo: continuar infundiendo miedo en cada hogar inmigrante de este país. Ustedes señores republicanos Trump, Rubio, Cruz, Bush, miren a sus familias, sus padres, abuelos, bisabuelos, todos fueron y son inmigrantes, llegaron a este país a trabajar y levantar a sus familias… Ya no den más discursos antiinmigrantes solo para buscar votos de las minorías racistas, no creen pánico y angustia entre la población de indocumentados.

Por qué mejor no juntan sus esfuerzos para buscar soluciones y crear una nueva ley de inmigración más digna y justa para todos.