La diatriba racista de Trump deshonra a los méxico-americanos y amenaza a nuestros juzgados
- Detalles
- Categoría: Washington DC
- Publicado el Martes, 21 Junio 2016 10:41pm
Por: José Angel Aguirre
Washington DC.-
Desde la expansión de Estados Unidos hacia el oeste en el siglo XIX, los méxicoamericanos han sido parte integral de la sociedad americana. Más de 350,000 americanos de ascendencia mexicana lucharon en la II Guerra Mundial con honor y distinción, recibiendo más de una docena de medallas de honor. Una de ellas la obtuvo José Mendoza López, quien aniquiló él solo a 100 atacantes alemanes en la Batalla de Bulge. Más tarde, mientras Donald J. Trump recibía su quinta prórroga de reclutamiento en 1968, el Sargento Alfredo Cantú González fue muerto después de avanzar para salvar al resto de su compañía, atacada por fuego enemigo en Vietnam. Desde entonces, los hispanos han sido gobernadores, miembros de los tres últimos gabinetes presidenciales, generales y almirantes, y han ocupado incontables y honorables posiciones de servicio público.
Como Marine y actual representante de miles de miembros activos y veteranos méxico- americanos en el Distrito Senatorial 19, me perturban e indignan los ataques racistas de Donald J. Trump al Juez de Distrito de EE.UU. Gonzalo Curiel, quien trata el juicio colectivo contra la Universidad Trump. Los ataques de Trump son totalmente infundados. El juez Curiel ha sido minuciosamente considerado cuando fue nombrado por un gobernador republicano para servir como juez de distrito estatal, y confirmado luego por el Senado Nacional a su actual posición en el juzgado federal de primera instancia. Antes de este juicio, el juez Curiel era reconocido por su tenaz esfuerzo en el procesamiento de altos miembros de carteles de la droga, un trabajo tan peligroso que lo forzó a vivir de manera secreta bajo amenaza de asesinato. Él es sin lugar a dudas un talentoso y dedicado servidor público, tanto que los propios abogados de Trump lo han elogiado por su profesionalidad en el caso de la Universidad Trump.
De todos modos, el presunto nominado republicano usó el podio para descargar un insulto de 11 minutos en donde señaló que el juez Curiel “es, creemos, mexicano”, agregando que el juez no puede ser imparcial debido a que “voy a construir un muro, voy a construir un muro”, y despotricando de forma incoherente que “tengo un juez mexicano. Es de raíz mexicana. Debería haber declinado (esa posición)”. Como ya mencioné, el juez Curiel es americano. Me temo que los ataques de Trump no solo se dirigen a la comunidad méxico-americana sino que amenazan al estado de derecho en Estados Unidos. Como abogado, aprecio mucho la crucial función que cumplen los honorables e imparciales juzgados en nuestro gobierno. Atacar públicamente a un distinguido juez federal debido a su grupo étnico es muy peligroso, no solo porque los comentarios son racistas sino porque deslegitimiza y da carácter político a nuestros jueces.
Me preocupa que Trump no entienda las funciones básicas de nuestras cortes diciendo que los jueces “aprueban leyes” (no lo hacen), y prometiendo nombrar jueces de la Corte Suprema que investigarán a sus opositores políticos (la Corte Suprema no hace tal cosa). Esto se aleja demasiado de la norma en el sistema político americano. Un reciente panel de expertos legales conservadores y liberales reunidos por The New York Times concluyó que Trump amenaza el estado de derecho y, como presidente, podría dañar gravemente la integridad de los juzgados federales.
Espero que los provocativos comentarios sobre el juez Curiel logren que nos detengamos y entendamos cuán peligrosa es esta retórica. Cuando Trump envió por Twitter la foto de un ‘taco bowl’ el Cinco de Mayo, con las palabras “Amo a los hispanos” fue condescendiente y puramente idiota. Sin embargo, estos nuevos comentarios son algo mucho peor: son abiertamente ofensivos e insultan la integridad de todos los méxico-americanos patriotas y servidores de la justicia, la comunidad hispana en general, y nuestro sistema judicial.
Donald Trump está dividiendo a nuestro país cuando deberíamos tratar de unir a los americanos de todo origen. Le pido a todo funcionario electo, sea republicano o demócrata, que denuncie públicamente esta inaceptable declaración y demuestre que esta actitud no será aceptada de parte de ningún funcionario electo, y mucho menos de alguien que pretende ocupar el mayor cargo en la nación.