Sacó a su hija de El Salvador para salvarla de las pandillas pero la joven fue asesinada en Virginia
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- Categoría: Nacional
- Publicado el Lunes, 3 Abril 2017 9:12am
Washington DC.-
“Esos tipos quieren matarte”. “Ya dieron su permiso para que acaben contigo”. “Prepárate”. Esos fueron algunos de los mensajes que María Reyes leyó cuando ingresó a la cuenta de Facebook de su hija Damaris Rivas. La joven estaba desaparecida cuando Reyes descubrió las amenazas de personas con símbolos de pandillas y armas que rápidamente asoció con la Mara Salvatrucha que asola a su natal El Salvador. Precisamente para alejar a su hija de la violencia en su país, en el verano de 2014, decidió sacarla de allí y traerla a Estados Unidos para que estuviese con ella. Pero el esfuerzo fue en vano, a pesar de que vivían a miles de kilómetros de distancia de El Salvador, en una localidad de Gaithersburg, Maryland.
El cuerpo de su hija fue encontrado el 11 de febrero, casi un mes después de su desaparición, cerca de un parque en Springfield. La autopsia reveló que la joven sufrió traumas en la parte superior de su cuerpo, según la policía del condado Fairfax. La investigación de las autoridades apunta a que fue secuestrada y llevada al parque, donde fue agredida y asesinada cerca del 8 de enero. “No sabía que en Estados Unidos existían personas como estas. Pensé que sería súper seguro traer a mi hija conmigo”, dijo Rivas al diario The Washington Post.
Hasta el momento, la policía ha arrestado a 10 personas por este caso, cuatro adultos y seis menores. Todos afrontan cargos por asesinato y secuestro y por participar en pandillas, una actividad que ha resurgido en los alrededores de Washington. De acuerdo con las autoridades, en el pasado otoño se registraron cinco homicidios relacionados con las pandillas en esa región. Este aumento en la violencia pandillera se da en medio del álgido debate en Estados Unidos por las políticas migratorias del presidente Donald Trump, quien ha promedido expulsar del país a los inmigrantes “criminales y pandilleros” con un discurso que suele criminalizarlos a todos.
Rivas contó a The Washington Post que en 2005 fue testigo de un robo en su pueblo San Vicente, en El Salvador. Temerosa de que tomaran represalias en su contra, la mujer salió del país y dejó a su hija al cuidado de su madre. Partió a Estados Unidos, a donde llegó luego de caminar casi una semana por el desierto. Luego se reunió con su hermana en Maryland, donde trabajó en un restaurante para enviar dinero a su familia. Por una década, relató al periódico, ahorró para poder traer a su hija.
“Era codiciada por las pandillas” por sus facciones delicadas. “La perseguían cuando iba por la calle, le decían cosas, la seguían a donde quiera que iba”, dijo Rivas. Por eso, le pagó 11,000 dólares a un coyote para que la llevara por carretera hasta Gaithersburg. Pero la policía la detuvo y la envió de regreso a El Salvador. Días después emprendió el viaje nuevamente a Estados Unidos. Esta vez le tomó un mes, pero logró reunirse con su madre.