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Sábado, 23 de Noviembre del 2024
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Robó $1.6 millones en oro, en NY escapó a Ecuador, y se quedó sin dinero

Nueva York.-

El chico de oro

El departamento de Policía (NYPD) logró identificar al hombre que robó desde un camión blindado estacionado en Manhattan a vista y paciencia de medio mundo.

Este ecuatoriano presintió que ese podría ser el robo de su vida, al que llamó su “Super Bowl” por primera vez habló sobre el crimen que se convirtió en noticia internacional y detalló paso a paso. Pero sabía que el robo había quedado grabado en las cámaras de seguridad y que pronto estarían tras su rastro. No fue sino hasta que llegó a su apartamento en Nueva Jersey que se dio cuenta de la fortuna que acababa de robar: dos lingotes de oro que pesaban 90 libras (40 kilos) y valorados en $1,6 millones.

“Fui a conseguir herramientas en un Home Depot y corté las barras en tres pedazos”, dijo.

Al día siguiente regresó a Manhattan —sí, Manhattan— pero cambió su apariencia para no ser identificado: se cortó el cabello, vistió ropas formales. Nivelo fingió ser un turista más de los 500,000 que visitan Nueva York cada día, e incluso visitó el museo de cera Madame Tussauds.

Pero su tranquilidad se acabó cuando la Policía de Nueva York advirtió a través de noticias que tarde o temprano lo iban a encontrar y arrestar: “Tenemos su nombre y lo encontraremos”. Este ladrón confeso sabía que en esta oportunidad terminaría no solo en la cárcel sino que iría a juicio y sería condenado por el millonario robo.

Desde entonces su nombre y sus fotos aparecieron en los noticieros. Su caso se hizo famoso y fue llamado “the golden boy” (el chico de oro).

Nivelo dividió el dinero en tres partes: le dio $200,000 en efectivo a su novia, puso $600,000 en billetes de 100 en tres cajas de zapatos, y los otros $400,000 los puso en billeteras pequeñas. Escondió la mayoría del dinero en un locker en Nueva Jersey, a cargo de su prometida, algo que considera “el peor error” de su vida. Hicieron planes de reencontrarse en otro país, tal vez España, y comprar una casa.

El tiempo corría en su contra. Nivelo huyó hacia el sur, primero a Orlando, luego a Fort Lauderdale. Ante la imposibilidad de coger un avión, decidió pagarle $15,000 a una amiga para que lo acompañara en un carro alquilado hasta Los Ángeles. Al volante, fue detenido por la Policía en Oklahoma por exceso de velocidad, pero presentó su licencia de conducción falsa a nombre de Alex Erick y expedida en Puerto Rico.

“Es día de Acción de Gracias. Es su día de suerte, puede irse”, le dijo el agente de la Policía.

Habían pasado ya dos meses desde el día del hurto, sabía que todo estaba en su contra y que la travesía para llegar a su natal Guayaquil hasta ahora comenzaba. En Los Ángeles le pagó a unos coyotes que lo llevaron hasta Tijuana, luego voló a Tapachula, manejó hasta Guatemala, tomó un vuelo hasta Panamá, otro a Perú, en donde cruzó la frontera con Ecuador.

“Cuando crucé la frontera, dije ‘Adiós. Gané, gané, estoy en un lugar seguro. Esto es todo”, dijo.

Nivelo caminó por las calles de Guayaquil tranquilo y como si nunca hubiera cometido ningún delito durante un mes y medio hasta que fue arrestado por la Policía ecuatoriana. El hombre estaba siendo acusado por el crimen cometido en EEUU al robarse el oro, pero no fue extraditado porque Ecuador y Estados Unidos no cuentan con un tratado de extradición. Aunque fue condenado a 12 meses de cárcel, salió 3 meses antes por buen comportamiento.

“Hasta ahora me di cuenta cómo el dinero cambió su forma de pensar”, dijo.