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Sábado, 23 de Noviembre del 2024
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Republicanos 2, demócratas 0

Washington DC.-

El camino hacia la Casa Blanca empieza a iluminarse cada vez que nuevos candidatos muestran la cara. Por lo pronto, los republicanos aventajan a los demócratas con una cuenta de dos a cero. Rand Paul, senador republicano de Kentucky, anunció su candidatura a la presidencia levantando la bandera anti-gobierno, anti partidos políticos, antiimpuestos; en fin, casi antitodo.

“Tenemos que volver a tomar control de nuestro país. Tenemos que rescatar al país de los grupos de interés, quienes lo han utilizado como una alcancía”, dijo en su anuncio como candidato a la presidencia de la República.

Paul no es un político convencional, tampoco es un político carismático; no posee una oratoria prodigiosa, ni tiene una agenda política que incluya a los diversos sectores sociales de la nación. Sin embargo, Paul tiene una base política que le permite ser uno de los dos candidatos con más potenciales para llegar a la recta final de las elecciones primarias de los republicanos.

En tal sentido, el hijo predilecto de los miembros del Tea Party es Rand Paul, a pesar de que Ted Cruz habló maravillas de los miembros de este grupo en su anuncio presidencial dos semanas atrás. Paul no adquirió esta presea política por méritos propios, sino que la heredó de su padre, ex candidato a la presidencia Ron Paul.

En su inicio, el Tea Party tuvo credibilidad y el apoyo de un buen porcentaje de la población norteamericana. Con el tiempo, sin embargo, se convirtió en una facción radical generadora de problemas. Hoy, sus miembros y simpatizantes son repudiados por una mayoría del electorado nacional; no obstante, en la actualidad son también uno de los ejes principales del Partido Republicano. Son ellos los que finalmente van a determinar al vencedor de la contienda política en las elecciones primarias de este partido político.

Por eso no podemos ignorarlos; por eso no podemos hacerlos a un lado; por eso el voto de esta gente tiene relevancia; y por eso la candidatura de Rand Paul tiene un valor significativo. De ganar las primarias republicanas, Rand Paul tendrá un reto espectacular en las elecciones generales de noviembre 2016. De inmediato estaría empezando con el pie izquierdo contra cualquier candidato de los demócratas.

Hoy, no solamente su agenda está contaminada con un proyecto de extrema derecha, sino que una victoria suya le alejaría aun más de la postura centrista de la mayoría del electorado nacional. Si Mitt Romney pasó de moderado a radical después de su victoria en las elecciones primarias de 2012, Paul se posicionaría al lado extremo del espectro político nacional de cara a las elecciones presidenciales de 2016. No es una posición envidiable.

Para los republicanos significaría casi una derrota inminente ante una poderosa candidata como Hillary Rodham Clinton, quién no solamente tiene el apoyo mayoritario de las mujeres sino también aglutina la simpatía de un gran porcentaje del voto latino.

Todavía falta mucho para determinar quién va a ser el próximo presidente del país. Empero, así como están las cosas, a no ser que suceda algo estrafalario durante el proceso electoral, la situación de los demócratas está mejor que la de los republicanos, especialmente si Paul llega a la vuelta final del 2016. Paul sería un hueso difícil de roer, pero Hillary Clinton tendría una gran oportunidad de llegar a la Casa Blanca.