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Sábado, 23 de Noviembre del 2024
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La historia de la casa de la calle 16 en Washington que volvió a ser la embajada de Cuba

Washington DC.-

Embajada Cuba

Periodistas y curiosos observan el izamiento de la bandera cubana en la reabierta embajada en Washington, la legación diplomática fue construida en 1916. Fidel Castro estuvo brevemente ahí en 1959. En 1978 y 1979 el edificio fue atacado por grupos anticastristas sin provocar mayores daños.

La casona apenas llama la atención por el esplendor de su estilo neoclásico, pero en realidad la reabierta embajada cubana en Washington, es un testigo insustituible de la problemática relación bilateral. El soberbio edificio casi centenario, situado entre las embajadas de Lituania y de Polonia y en una línea recta de la Casa Blanca, fue durante décadas una de las oficinas más enigmáticas de la capital estadounidense, y posiblemente también una de las más discretas.

El conjunto, de tres pisos en piedra caliza, fue diseñado por el estudio de arquitectos MacNeil, de Washington, y construido durante el año 1916, específicamente para funcionar como “Legación de la República de Cuba” ante el gobierno estadounidense. Al año siguiente el edificio abrió sus puertas y comenzó a funcionar en el número 2630 de la calle 16, en lo que era entonces el apacible y arbolado barrio de Meridian Hill, en una zona de la capital estadounidense que ahora es genéricamente llamada Adams Morgan.

A la entrada del edificio, en la planta principal, hay seis puertas laterales que conducen a oficinas. Sobre cada una de las puertas, está el escudo de las seis provincias en que estaba dividida Cuba en esa época (Pinar del Río, La Habana, Matanzas, Santa Clara, Camagüey y Oriente). En el centro, sin embargo, se destaca una espectacular escalera de mármol que conduce al piso superior y al principal salón de eventos del edificio, donde a un costado fue inaugurado en 2011 el pequeño bar Ernest Hemingway, que funciona únicamente bajo un estricto sistema de invitaciones. En ese piso superior hay más oficinas laterales contornadas por un corredor adornado con columnas y balaustradas que dan hacia la escalera principal. El edificio está coronado por una enorme cúpula de vidrieras.

Con su elegante sobriedad, recuerda algunas centenarias casonas en el barrio habanero de El Vedado. En 1923 la “Legación” fue ascendida a la categoría de Embajada, y en el edificio fueron recibidos diversos presidentes de Cuba de visita a Washington. El propio Fidel Castro, cuando visitó Washington en abril de 1959, estuvo brevemente en la embajada, donde incluso ofreció unas pocas entrevistas. Cuando Estados Unidos rompió sus relaciones con Cuba, en enero de 1961, el edificio había pasado por una reforma pocos años antes, pero a partir de ese momento la representación diplomática se rodeó de un halo de reservado misterio.