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Jueves, 21 de Noviembre del 2024
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¡Ojalá nunca dejemos de ser poesía!

Por: Víctor Corcoba Herrero/ Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Poesia

Todo se verifica en la palabra. También nuestra propia historia, unida al lenguaje melódico deluniverso. Cuesta entender, por tanto, ese afán de viciar, inclusive nuestras entretelas. Cada latido es único,nosotros también. Lo vital es hacer comunidad, donde siempre habrá un lenguaje que nos rescata y nosreintegra. Es cuestión de poner oído y ser más clarividentes. Para empezar, la atmósfera no puede estarmás anclada en la ordinariez. Tanto es así, que se ha desvirtuado totalmente la familia por muchasproclamas que se hagan, pues no pasamos de los deseos a las realidades.

El interesado dinero todo loacapara y el centro de la vida social es el egoísmo sobre todo lo demás. Por eso, es muy importanteconciliar sueños y recuperar el auténtico amor a través de la ilusión de cada amanecer. ¡Ojalá nunca dejemos de ser poesía para los nuestros!. Sí, para nuestros progenitores y tambiénpara nuestros descendientes. Ha llegado el momento de conciliar léxicos con silencios, de tener tiempopara amar y de olvidarse de uno mismo para donarse, de construir un hogar donde descansar del ajetreodiario, de aprender a ir más allá de nuestras propias necesidades para reencontrarnos con nosotros y losnuestros, cuando menos para ser más generosos y despojarse de esta cultura de lo efímero, que todo loborra a su antojo.

Aún así, podrá no haber cantautores, pero siempre habrá inspiración para recordar. Sin duda, nuestro mundo necesita referentes de estirpes perdurables, donde todo se armoniza;familias sanas y unidas que han hecho de su vida un encuentro con la poesía, pues todo lo embellecen consus acciones sustentadas por el perdón permanente y la viva pasión de custodiarse unos a otros. Siempreel nosotros en la boca del alma, respetando y respetándose, proclamando la poética de toda vida humanadesde su concepción hasta el fin del trayecto. ¡Qué gran sueño para la sociedad vivir en linaje, sinexclusión algu- na!.

Para desgracia nuestra, la coherencia ha dejado de ser un valor en nuestro caminar. Todo se mueve en lo inestable. Hemos borrado de nuestras vidas la balada y la voz, la ayuda espiritual ynos hemos despojado de la sólida guía moral, hasta convertirnos en verdaderos destructores de nuestrapropia lírica de fidelidades y entusiasmos. De nada sirve que Naciones Unidas, en su resolución del 17 de septiembre de 2012 hayadeclarado el 1 de junio como Día Mundial de las Madres y de los Padres, ya que hay un interés a que todose resquebraje, a que todo se separe, se rompa y se repudie. El poder de la falsedad impide que podamosser esa estrofa de manos limpias, de corazón puro y de horizontes claros, para poder ofrecer a los nuestrosla ternura del abrazo. Nuestros interiores están corrompidos y así no se puede avanzar en comunicación,deshumanizándonos hasta el extremo de que cada día la convivencia familiar es más temible y terrible.

Fiel a la poesía, donde un vocablo es una raíz de verdad, la idea se conjuga con otras, sin imponer nada,pero de manera acorde al mundo de los valores, de los que no podemos desmembrarnos. Porconsiguiente, tenemos que proyectar un mejor orfeón, evitando fortalecer desamores, de manera quepodamos ser más constructores de cadencias. En estos momentos, de tanta incomunicación y aislamiento, es más necesario que nunca crearespacios de concordia para comunicarse pulso a pulso, o lo que es lo mismo, corazón a corazón. Saberperdonar y sentirse perdonado es una experiencia única, que en familia, ha de convertirse en algo diario.

Los humanos, que somos tan frágiles como el cristal, necesitamos el apoyo y el sostén delacompañamiento en todo camino. Al fin todos nos reforzamos con el poema, incluso más allá de lamuerte permanece ese espíritu familiar, de comunión trascendente, pero que está ahí, invitándonos aglorificar toda existencia humana. En consecuencia, es la respiración la que nos anima a ser parte delverbo, donde todo ha de conjugarse familiarmente, a pesar del tiempo y las edades, para que nadie sesienta solo.