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Sábado, 21 de Septiembre del 2024
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¡Secas las esperanzas deberíamos interrogarnos!

Por: Víctor Corcoba Herrero/ Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Don Quijote

(En otro tiempo ya lo hicieron Don Quijote y Sancho Panza) Coincidiendo con el cuarto centenario de la publicación de la segunda parte del Quijote, seanuncian un aluvión de actividades, cuestión que me alegra enormemente, y si el lector me lo permite, yotambién me sumo a esa moda cervantina, enhebrando sus eternos coloquios con el momento actual. Noolvidemos que las grandes obras son imperecederas, y sus enseñanzas siguen acá, despertando lacuriosidad de todo ser humano. En ese afán reconciliador, de nosotros consigo mismo, del mundo con lasociedad, para garantizar que esta creación no desfallezca, es vital que prosigamos creciendo con loslenguajes del alma.

Ya lo decía, en su tiempo, el autor de la obra del ingenioso hidalgo Don Quijote de laMancha: Encomiéndate a Dios de todo corazón, que muchas veces suele llover sus misericordias en eltiempo que están más secas las esperanzas". Ciertamente, cuando todo parece estar perdido algo nostransforma, cambia nuestra actitud, y parece como si la vida fuese otra. Dejarse abatir por una realidad desufrimientos y guerras, tiene poco sentido, en la medida en que todo se disolverá en la nada, de ahí lacapacidad de reaccionar y de renacer, antes de comenzar a pudrirse. La peor corrupción es el espíritu depodredumbre que nos estamos injertando en vena, como si la mundanidad fuese a solventar todosnuestros problemas. Cada uno de nosotros tendrá su fin, nadie podrá comprar la vida, por eso el caminode la luz, más pronto o más tarde renacerá, dando salida a muchas amargas dificultades. Vivimos entre la espera del tiempo y, este mismo tiempo, que se nos va de las manos. Lo que hoyes, mañana ya no es.

Pero siempre nos cohabitan unos dones que están esperándonos con paciencia. Pongamos como concepto a meditar nuestra propia liberación frente a tantas ataduras. Así lo dejóenmarcado, el inolvidable caballero de la triste figura, Don Quijote: la libertad, Sancho, es uno de losmás preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros queencierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede y se debe aventurar la vida.Con este llamamiento a la esperanza de vivir autónomamente, los seres humanos de nuestro tiempo, o seanosotros mismos, debemos ser cada vez más conscientes de la dignidad de todo ciudadano, que ha de serguiado por la conciencia del deber y nunca movido por la coacción. Por consiguiente, todos losindividuos, dotados de razón y de voluntad libre, estamos impulsados por nuestra misma naturaleza avivir, y a dejar vivir, emancipado.

Por otra parte, es inevitable que todos los pueblos del mundo se unancada vez más. La globalización es una realidad, por lo que las personas de diversos cultos y culturastienen lazos cada vez más estrechos, lo que ha de acrecentar la conciencia del respeto a esa diversidad. Por muy seca que esté la esperanza, la familia humana tiene un tronco común, lo que requiere que entodas las partes del planeta, se reanime la libertad y se proteja eficazmente, mediante una tutela jurídicauniversal.Tenemos que universalizarnos, ablandar nuestros corazones ante tantas experiencias de sangre,sudor y lágrimas; construir un mundo más humano, más movido por el alma de las personas, más abiertoa la pureza del amor.

Quizás sigamos sin aprender aún la lección más importante de la vida, la deamarnos. Es nuestra gran asignatura pendiente. Todos caminamos bajo sospecha. Al respecto, tambiéndecía este príncipe de los ingenios que fue Cervantes, sobre el afecto entre los seres humanos, que "labuena y verdadera amistad no debe ser sospechosa en nada.