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Lunes, 23 de Diciembre del 2024
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¡Las cadenas de la esclavitud en el mundo actual!

Por: Víctor Corcoba Herrero/ Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Esclavitud

Las cadenas de la explotación física, monetaria, sexual y psicológica, encadenan actualmente amultitud de seres humanos, especialmente los más indefensos, conduciéndonos a una humillación ydeshumanización tremenda y terrible. Por otra parte, cada día somos más esclavos de nosotros mismos. Sólo hay que abrir la ventana del corazón y presenciar las sumisas miradas, entristecidas yverdaderamente hundidas, desde el horizonte de la libertad. El sistema trazado por los poderosos sueledenigrarnos, porque no deja a la persona libre que cohabite para el bien colectivo en igualdad yfraternidad.

Todo nace como muy impuesto. O sí, o también. Hay que respetar la convicción de todo serhumano. La vida de cada cual es una propuesta, no ha de ser una coacción. Evidentemente, la obedienciasin la autonomía de la persona es un camino de servidumbre, de dominación, que hasta nos marca lostiempos para nuestras propias relaciones humanas. La relación entre amo y esclavo siempre ha sidotirante, hoy tenemos otros tipos de dependencias, no menos crueles y tan esclavas como las de antaño,quizás más impersonales, pero que están ahí, en cualquier esquina del mundo, en término de trata depersonas, trabajos forzados, prostitución, explotación de órganos, y un sinfín de atrocidades que estánnpresentes a gran escala en todo el planeta, incluso como turismo.

Por eso, veo bien que cada año, el 25 de marzo, el Día Internacional para el Recuerdo de lasVíctimas de la Esclavitud y de la Trata Trasatlántica de Esclavos, se nos brinde la oportunidad de honrar yrecordar a todos aquellos que sufrieron y murieron en manos de un abominable sistema de esclavitud.Sirva, pues, esta conmemoración para desenmascarar aparentes costumbres aceptadas que nos dejan sinaliento, para levantar el estandarte de los valores humanos.

Desde luego, la visión liberadora del serhumano tiene que ser prioritaria en todos los gobiernos del mundo. Se estima, según Naciones Unidas,que un tercio de los más de quince millones de personas que fueron vendidas como esclavos procedentesde África por medio de la trata transatlántica de esclavos eran mujeres. Las hembras esclavizadasllevaban una carga triple: además de soportar las duras condiciones de trabajo forzoso como esclavas,sufrieron formas extremadamente crueles de discriminación y explotación sexual por su género y color depiel. Por desgracia, en los últimos tiempos, observadores de organismos internacionales han subrayado ensus informes el incremento de actos de tortura, violación y esclavitud sexual, conversiones religiosasforzadas y el reclutamiento de niños para combatir.

Todos estos hechos nos induce a pensar que nuestrarelación de fraternidad como especie está profundamente herida. Nuestra inseguridad es manifiesta lo quenos impide volar, ser nosotros mismos. En nuestro corazón anidan tantas opresiones, que esta sociedad haempezado a dejar de ser humana. Algo desmedido nos sobrepasa. Debiéramos tener la bravura deproclamar otra cultura menos sectaria, más protectora de una vida respetuosa y emancipada. Rescatémonos para la libertad. Hagámoslo cultivando el respeto y haciendo justicia.Ciertamente, vivimos momentos aborrecibles, que pisotean los derechos fundamentales y aniquila lapropia dignidad de la persona.

Hoy como ayer, aún hay ciudadanos que nacen marcados para laesclavitud, a pesar de que la comunidad internacional adoptase diversos acuerdos para poner fin a estevasallaje necio y absurdo. ¿Cuántas veces la ciudadanía es tratada como un mero objeto que no piensa? ¿Cuántas vidas humanas se les impide ser ellas mismas? Mujeres y hombres son privados de libertadcomo en otra época, mercantilizados, reducidos a ser propiedad de otros, por la fuerza, el engaño o eladoctrinamiento psicológico.

Para colmo de males, multitud de redes utilizan habitualmente las modernastecnologías informáticas para embaucar a mujeres, jóvenes y niños en todas las partes del hábitat. Tantoes así, que ciudadanos de todas las culturas están dispuestos a llevar a término cualquier hazaña, porhorrenda que nos parezca, con tal de enriquecerse. El dios dinero todo lo ciega y todo lo puede. Urge, porconsiguiente, derrotar este tipo de ataduras, lo que requiere coraje, pero sobre todo mucha paciencia ymayor perseverancia. La indiferencia, tan propia del momento actual, no puede sustraernos a la acción.