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Viernes, 15 de Noviembre del 2024
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El factor moral como instrumento de avance

Por: Víctor Corcoba Herrero/ Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Factor Moral

A poco que nos adentremos en el mundo observaremos que el aluvión de injusticias sociales nosdejan sin aire, así como la corrupción política que sufren todos los pueblos en mayor o en menor medida,lo que nos invita a reflexionar sobre ello. En relación a esto, personalmente pienso, que la cuestión no estanto la renovación de personas como el sentido ético de la ciudadanía. Únicamente sobre esta concienciamoral es posible construir un mundo más humano, y resolver los problemas complejos y graves que nosafectan.

Hasta ahora ha triunfado la fuerza del poder económico, político, social, en lugar de la dignidaddel ser humano como tal, despojado de cualquier interés de grupo. Así, en Europa, lo urgente actualmentees establecer vallas protectoras para el euro, en vez de establecer políticas sociales que nos lleven aconquistar un mundo más fraterno. Mientras en África y Oriente Medio, los incesantes conflictos armadosobligan a una desbandada de desplazamientos humanos, en el centro de la cuestión cultural ha deincluirse abrir caminos a la auténtica libertad de la persona, ya que se hace todo lo contrario.

Hemos dereconocer, por tanto, que bajo estas realidades inhumanas, se resienta hasta el mismo fundamento de laconvivencia, amenazada y abocada al mayor de los caos, a su disolución como especie; y, lo que es peor,a una verdadera inmoralidad que nos trasciende a un mundo de salvajadas sin precedentes.

Por desgracia, las divisiones forman parte de la identidad humana. En esto no hemosevolucionado. Nos puede la necedad del egoísmo, que llevado a sus extremas consecuencias, desembocaen la negación de la idea misma de ciudadanía. Ciertamente, nos hemos globalizado, pero elindividualismo nos sobrepasa, para la cual cada uno se encuentra ante su verdad, totalmente distinta a laverdad del otro ciudadano. De este modo, va a ser muy difícil entrar en diálogo, avanzar, puesto que estacultura pone radicalmente en duda los mismos pensamientos. En este sentido el cardenal J. H. Newman,gran defensor de los derechos de la cognición, afirmaba con decisión que "la conciencia tiene unosderechos porque tiene unos deberes".

Naturalmente, cuando todo lo hacemos subjetivo a nuestros propiosnegocios, la mundanidad toma posiciones privilegiadas. Es lo que está pasando en el momento presente.Estamos siendo gobernados por personas irresponsables, sin seriedad alguna, que anteponen sus avariciasa una vida de servicio a los demás, que es por la que han optado libremente.

De ahí la necesidad, deunirse cada vez más, como hace setenta años lo hicieron un grupo de naciones, ante las cenizas y losescombros de la Segunda guerra Mundial. En este momento Naciones Unidas cuenta con 193 Estadosmiembros y, tras de sí, con una historia verdaderamente elogiosa, con importantes frutos como eldesmantelamiento del colonialismo, el triunfo sobre el apartheid, el mantenimiento de la paz en zonas enconflicto o la protección de los derechos humanos.

Desde luego, si en verdad queremos hacer una vida humana más condescendiente con la propiaespecie, o sea más íntegra para que nos haga mejores personas, hemos de intensificar la cuestión ética, osi quieren moral, y para ello, han de adquirir una importancia fundamental y decisiva las organizacionesinternacionales. Lo prioritario ha de ser el ser humano más allá de las estructuras de poder, exigiendo unexamen de las mismas y su transformación en una dimensión mucho más aglutinadora y universal. Nocabe la exclusión ciudadana.

Todo esto da testimonio en favor de la obligación de unir ideas con lalaboriosidad como virtud, que permitirá a todo ser humano, ser mejor ciudadano, crecer como persona.Por consiguiente, el progreso en cuestión debe llevarse a cabo mediante la ciudadanía en su globalidad ydebe producir un bienestar global en la vida humana, lejos de quienes buscan asesinar, destruir y aniquilarel desarrollo humano y la cultura. Sin duda, tan importante como vivir es dejar vivir.