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Viernes, 15 de Noviembre del 2024
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Mejor hábitat, mejor vida

Por: Víctor Corcoba Herrero/ Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Habitat

El ser humano, como especie pensante, no sólo está llamado a mimar y a cultivar su propioentorno, también a protegerlo, de manera que cuanto más mejoremos nuestro propio jardín, de igualmodo nuestra ecología humana se optimizará. Es evidente, que a mayor aceptación y servicio a nuestromedio natural, para que las diversas especies puedan subsistir, acrecentaremos nuestra existencia. Pordesgracia, de un tiempo a esta parte, todo parece estar en crisis. Estamos perdiendo actitudes tan básicascomo quererse a uno mismo, como dejarse asombrar o saber escucharnos, hasta el punto que la personahumana ha dejado de valorarse, y el peligro es gravísimo porque el problema es más hondo de lo quepensamos, a mi juicio es una cuestión antropológica y moral. No se puede caminar contra nuestraespecífica naturaleza, que es tanto mi yo, como lo que me rodea.

Por mucho que hablemos de dignidades,lo cierto es que la persona humana ya no se siente como un valor esencial. Hoy se llora más por la pérdidade un móvil que por ver a un pobre sin techo. Este endiosamiento del ser humano nos ha vuelto comoverdaderos demonios, hacia todo aquello que no nos interesa, destruyéndolo o dejándolo que se muerapor sí mismo, ante nuestra indiferencia y en la más absurda soledad. Naturalmente, necesitamos otro talante, o quizás otros talentos, o lo que es más de lo mismo, laimplicación universal de todos para hacer más habitable humanamente el planeta. Sabemos que no esfácil cambiar modos y maneras de vivir. Pero hemos de tomar conciencia de que es preciso que estatransformación se produzca, y las diversas instituciones internacionales han de contribuir a que seaminore la pérdida de biodiversidad, ante el galopante deterioro de la calidad de la vida humana y ladegradación social que soporta todo el orbe.

En este sentido, pensamos que gracias a la decisión de laAsamblea General de las Naciones Unidas de establecer el Día Mundial de las Ciudades (31 de octubre),ahora tenemos una onomástica, cuando menos una vez al año, para recordar y celebrar una de lascreaciones más formidables, y a la vez complejas de la humanidad. Esta conmemoración es uno de loslegados de la Expo 2010 de Shanghai, cita en que la comunidad internacional estudió conceptos y mejoresprácticas urbanas, lo que pone de relieve que el futuro de la humanidad es, en gran medida, un futuro deurbe o gran metrópoli. Por otra parte, el año próximo la comunidad internacional ha de reunirse paracelebrar la tercera conferencia de las Naciones Unidas sobre la Vivienda y el Desarrollo UrbanoSostenible, que nos hará bien, sobre todo para reflexionar sobre nuestro destino, al que hemos de hacermás habitable con una nueva agenda urbana transformadora.

Lo mismo sucede con la vida en los pueblos, el ambiente humano y el ambiente natural sedegeneran adyacentes. Al abusar o hacer mal uso de los recursos naturales que se obtienen del mediorural, lo que hacemos es ponerlo en peligro hasta agotarlos. En casi todas las poblaciones, el aire y el aguaestán contaminándose, los bosques están desapareciendo, debido a los incendios y a la explotacióndescomunal y los animales van desapareciendo por el exceso de la caza y de la pesca. Sin duda,deberíamos escuchar más a las gentes del campo, tanto por su saber innato como por sus tradiciones,constituyen una fuente de inspiración para todo aquel que trabaje en favor de la transformación sostenibledel medio rural.

En cualquier caso, considero que sin un medio ambiente sano no es posible un desarrolloviable. Todo va unido de manera universal en un mundo que es de todos y de nadie, y por esto, hemos desalvaguardarlo para las generaciones venideras. Por tanto, ciudades y pueblos, en cuanto que todosdependemos de nuestro hábitat, que nos provee de recursos, asimila residuos y desechos y proporcionaservicios ambientales (agua, clima, aire depurado, alimentos...); han de buscar su propia manera deavanzar hacia la sostenibilidad, puesto que cada situación requiere un planteamiento específico, en el quedeberá evaluarse el camino recorrido y lo que resta por recorrer.

Como quiera que, además, el sistemaeconómico actual se fundamenta en la apropiación y explotación del capital natural, ha de hablarse nosolo de sostenibilidad ambiental, sino también económica. Irremediablemente, el mundo rico ha contraído una gran deuda ecológica, de la que por ciertoapenas se habla y mucho menos se abona, con su excesivo derroche de consumo y contaminantes, endetrimento de las zonas más pobres, que apenas han generado residuo alguno. Si en verdad nosconsiderásemos una auténtica comunidad pensante fraternizada, tendríamos otras reacciones frente a esa pasividad globalizada.