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Viernes, 15 de Noviembre del 2024
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La guerra psicológica del hombre contra sí

Por: Víctor Corcoba Herrero/ Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Islam Libertad

La humanidad no puede sentirse aterrada, al menos que todos nos volvamos encubridores de víboras, cómplices del desprecio a la vida humana, o si quieren coautores del naciente odio. Quien suscribe, en sucesivos artículos, viene advirtiendo de este contagioso veneno, que no es otro que la guerra psicológica de la especie contra sí misma. Hace tiempo que estos sembradores del terror pretenden enfrentarnos, provocar dolor, incertidumbre, división, y hasta modificar nuestro comportamiento de sensatez, por el de la locura, que lo destruye todo. Precisamente, en un texto de hace días, yo mismo comentaba sobre la gran cosecha de farsantes revestidos de pregoneros, con promesas falsas que engañan a la gente, incitando al rencor, a la rivalidad y a la rebelión.

Son organizadores de levantamientos que parecen allanarnos el camino y lo que nos causan es un daño irreparable, en nuestro propio avance humano, hacia el bien colectivo y la familiaridad como horizonte. ¡No se puede matar en nombre de ningún Dios!. No estamos aquí para frenar libertades, y menos aún con violencia, porque cada cual es dueño de sí, de su conciencia y de su camino. En consecuencia, ningún líder religioso puede ser condescendiente con este tipo de guerras psicológicas, que en lugar de proponer, imponen su relativa verdad, que es la mayor de las malditas mentiras.

Nunca como hasta ahora los moradores de este planeta se han sentido tan atemorizados globalmente. Hay una ansia de destrucción psicológica que verdaderamente nos deja sin palabras. La violencia terrorista es tan contraria a cualquier vida humana, que su fanatismo voraz nos impide hasta respirar con sosiego. Lo acaecido recientemente en Francia es más de lo mismo de siempre, matar por matar, no dejar piedra sobre piedra, desolar vidas e infundir miedo.

Ante esta salvaje realidad, el ser humano, tiene que reafirmarse con lo armónico, reconducirse con su conciencia, valerse y valorarse ética y moralmente, para que la libertad no sea un sueño y la paz deje de ser un anhelo. No cabe, pues, el desasosiego, sino el entusiasmo de cami- nar hacia delante; y, en este sentido, los países han de combatir y prevenir este tipo de barbaries, aglutinando fuerzas con todos los sectores de la sociedad, incluidos los parlamentarios, líderes religiosos, jóvenes y menos jóvenes, y víctimas.

A propósito, es un signo de esperanza, la labor que viene realizando el Comité contra el Terrorismo y su Dirección Ejecutiva, de Naciones Unidas, en la medida que facilita la conexión de los países a los distintos programas disponibles de asistencia técnica, financiera, normativa y legislativa, así como a donantes potenciales, con informes de los Estados miembros, y sus prácticas recomendadas, además de sus reuniones especiales para establecer alianzas más eficaces entre todos.

El resentimiento y la injusticia hace tiempo que atormenta psicológicamente al espíritu humano; por lo que los grupos extremistas, que todo lo quieren resolver con la locura más irracional y exterminadora, aprovechan cualquier momento para adoctrinar y adiestrar para la guerra, que puede convertirse en un auténtico suicidio de la propia especie, en los que no habrá vencedores ni vencidos, por lo que hay que repudiar, ya no solo esta lucha, sino también los hilos conductores que generan esta crueldad que instruye a seres pensantes, muchos indefensos, para matar.

Por eso, es importante cualquier declaración conjunta, como la emitida por los Jefes de Estado o de Gobierno y los líderes de la Unión Europea y sus Instituciones, ante los nuevos ataques terroristas de París. Se podrá decir más alto, pero más profundo jamás: “Francia es una grande y poderosa nación. Sus valores de libertad, igualdad y fraternidad inspiraron e inspiran a la Unión Europea. Hoy estamos unidos con el pueblo francés y el Gobierno de Francia. Este acto vergonzoso del terrorismo sólo logrará lo opuesto de su propósito, que era dividir, asustar, y sembrar el odio. El bien es más fuerte que el mal. Todo lo que se puede hacer a nivel europeo para hacer de Francia un país seguro, se hará. Haremos lo que sea necesario para derrotar el extremismo, el terrorismo y el horror. Nosotros, los europeos, todos recordamos el 13 de noviembre 2015 como Día Europeo de luto”.

Tomen buena nota los que programan el terror, los que planifican este desdén por la vida humana, pues cada día somos más los que pensamos, que este tipo de acciones nos destruye a todos, deshonra al género humano, y nos derrota como ciudadanos de bien.