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Viernes, 15 de Noviembre del 2024
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Ante la mundialización del terror y la esclavitud

Por: Víctor Corcoba Herrero/ Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Terror

Muchos pueblos han perdido el poder de autogobernarse y el mundo, cada día, es másingobernable. Como consecuencia de esta masa de violentos, algunos ciudadanos se ven obligados a huir,en busca de otros espacios más pacíficos. La mundialización del terror, como la esclavitud en todas susformas, es una bochornosa realidad que está ahí, en parte debida al progreso científico y tecnológico, queen lugar de contribuir a mejorar el bienestar de toda la ciudadanía, lo que hace es producir armas cada vezmás perfeccionadas, y por ende, más destructivas. Lo mismo sucede con situaciones de sometimiento,verdaderamente humillantes y deshumanizadoras de la persona como tal. Tantas veces debiéramos romperel silencio, cuando menos para que no desconozcamos estos hechos tan crueles, con las consecuenciasque ello conlleva y que se perpetúan en el tiempo: exclusión, violación de la dignidad,institucionalización de la desigualdad...

Aún, en la actualidad, millones de seres humanos viven encondiciones similares a la esclavitud. Ciertamente, hoy, cuando el mundo está interconectado como jamás, es cuando más se ciernesobre todo el planeta la amenaza de una guerra mundial capaz de acabar con la humanidad. También secoacciona como jamás, por las calles del mundo y hasta en los espacios cerrados, vulnerando la libertaddel individuo con su destrucción. En ocasiones, olvidamos que cualquier relación discriminante, y deavasallamiento, que no respete la convicción de la persona, constituye un delito, y otras veces unaviolación aberrante.

A propósito, Naciones Unidas, acaba de recomendar un conjunto de estrategias paraorientar a los Estados y al sector privado en sus esfuerzos por impedir que los terroristas se aprovechen delos medios de comunicación de Internet y sociales para reclutar terroristas e incitar actos terroristas,respetando siempre los derechos humanos y las libertades fundamentales. Y es que, realmente, elpanorama actual no puede ser más desolador, en lugar de preocuparnos por un verdadero y humanista- desarrollo planetario, extensivo a toda la especie humana, nos hemos deshumanizado totalmente,haciendo que el clima de inseguridad y terror, de comercio humano, se injerte en el corazón de laciudadanía, cada vez más dividida, lo que dificulta mucho más el poder armonizarse. Esto último, sí quefacilitaría poder reencontrarnos cada cual consigo mismo; y, a la vez, poder encontrar, en consecuencia, elansiado hogar común.

Indudablemente, no se puede permanecer pasivo o indiferente, ante esta mundialización delterror o de la esclavitud, dolorosas plagas del mundo presente, puesto que su propósito es destruirnoscomo personas y hasta destruir nuestro propio hábitat. En este sentido, la conferencia que se celebró enTel Aviv, desde el nueve hasta el once de noviembre, y que atrajo a cerca de dos centenares deresponsables políticos y profesionales de más de una treintena de países, fue contundente, sobre todo parasubrayar que tenemos que ser proactivos en la prevención, en lugar de limitarnos a responder únicamente;no en vano, los debates se centraron en las tendencias y lecciones aprendidas en la lucha contra laradicalización y el extremismo violento que conduce al terrorismo, el uso de Internet con fines terroristas,la respuesta del sistema de justicia penal, la rehabilitación y la reinserción de los delincuentes extremistasviolentos, y el fenómeno de los terroristas, actúen solos o en pequeñas celdas.

Sea como fuere, la mismasociedad civil ha de implicarse en el fortalecimiento de las acciones contra el extremismo violento,ayudando a identificar los riesgos con propuestas para el sosiego, con programas de rehabilitación yreinserción, junto con otras áreas como la aplicación efectiva de la ley en virtud del derecho internacional,el control de fronteras y el respeto de los derechos humanos. Es verdad que el terrorismo está ahí como amenaza, pero también la esclavitud es un dramainjertado en la sociedad del planeta que, a veces, se nos pasa desapercibida.

Basta recordar la trata depersonas, el comercio de niños o el mismo comercio del sexo. La explotación de los seres humanos está,frecuentemente, en nuestra misma maquinaria productiva, o en el propio trabajo forzado, impidiéndonossoñar y hasta volar, porque suele cerrarnos el futuro.