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Sábado, 21 de Septiembre del 2024
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Son muchas las preguntas y pocas las respuestas

Por: Víctor Corcoba Herrero/ Escritor Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Son muchas las preguntas

Cuando pensábamos que teníamos todas las respuestas, resulta que nos brotan nuevas preguntasy nos quedamos sin corazón. Como quiera que apenas nos dejan vivir, sentir y mucho menos cavilar, eldesconcierto suele ser mayúsculo. Claro, fruto de este desorden, llevamos en el cuerpo la condena. Esosí, cuánto más pobre mayor es la pena. Pese a los alentadores avances registrados en muchos países, aúncientos de millones de personas siguen viviendo en condiciones inhumanas, sin disfrutar siquiera de losservicios más primordiales. Hoy tenemos la tecnología y la capacidad de producir alimentos suficientespara abarcar a toda la humanidad, el problema, es más redistributivo de los recursos, conocimientos ymercados y el acceso desigual a los mismos.

A propósito, todos podemos hacer más para que estassituaciones indignas no se produzcan. Precisamente, la paz es un propósito que nos exige trabajar por la justicia, pero de verdad, parasentirnos tan libres como auténticos. Esto lo sabemos desde siempre, pero hacemos bien poco por salir deesta ratonera de necedades. Para ello, estoy convencido que los moradores de este mundo tienen quecultivar más la donación y desterrar el interés de sus vidas. Un planeta donde quedan impunes lossembradores del terror o los que violan las leyes internacionales, transita hacia el caos y la desolación, porque todo termina por hundirse en el abismo.

La falta de respuestas adecuadas a tantos desórdenesmonstruosos, lo único que hace es acrecentar el odio y la venganza, y en vez de construir sociedadesestables, armónicas y prósperas, se levantan sociedades rencorosas, tremendamente resentidas, hasta elextremo de perder el propio sentido humano, el de la conciencia o el de la confianza, en parte ganadas apulso por el aluvión de acciones aberrantes que nos acorralan en cualquier esquina. A mi juicio, el cese de hosti- lidades nos requiere menos rivalidad, ausencia de combates sucios,más transparencia, mejor desarrollo, pues aunque el crecimiento general es positivo, el avance no es igualen todos los países.

Ante este cúmulo de injusticias, cuesta entender que nos dejemos engañar por laapariencia de la verdad. Tenemos que dar respuestas justas. La injusticia siempre es mala y todavía espeor cuando es ejercida contra un desdichado. Necesitamos otras políticas más de servicio, más vigilantescon los instrumentos básicos para la inclusión social de los más necesitados, como la educación, el accesoa la atención sanitaria y el trabajo para todos, todo ello como un deber que nos va dignificar como serespensantes. Sin duda, hacen falta reformas profundas que nos encaminen a un mundo más de todos y denadie en particular, donde la economía se ponga al servicio de la humanidad y el bien común; no alservicio de unos pocos privilegiados que buscan para sí, y los suyos, el bienestar personal únicamente.

El egoísmo impera por doquier. Además siempre se repite la misma historia y hacemos nada pordar respuesta a esta atmósfera de maldades. A poco que miremos a nuestro alrededor, nos daremos cuentade que la mayoría de la ciudadanía camina demasiado ensimismada en su propia vida como para dedicarni un pensamiento a su propio linaje. Somos puro egocentrismo en una sociedad necesitada de abrazos, demanos tendidas, de alientos compartidos en definitiva. Tanto es así que los propios gobernantes suelenanteponer sus propios intereses a su responsabilidad social.

Por desgracia, el sufrimiento humano y lamiseria continua creciendo debido, parcialmente, a esta atmósfera de inmoralidades y esclavitudes. En este sentido, acaba de afirmar un grupo de Premios Nobel de la Paz que sumaron fuerzas con la FAO paraluchar contra el hambre y promover la construcción de la paz, subrayando al unísono que: “la paz esimposible sin seguridad alimentaria y que tampoco hay seguridad alimentaria donde imperan la violenciay el conflicto”.