No hay un crecimiento incluyente
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- Categoría: Reflexion
- Publicado el Sábado, 21 Enero 2017 10:42pm
Por: Víctor Corcoba Herrero/ Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Hemos perdido fuelle. La economía mundial permanece atrapada en un prolongado periodo de bajocrecimiento al expandirse solamente un 2,2% en 2016. Acumulamos una serie de conflictos y tensiones que nosdebilitan. A esto hay que sumarle nuestros derroches y el excesivo endeudamiento, la falta de perspectiva empresarial, con un débil ritmo de la inversión y un lento crecimiento de la productividad. Además, soportamos un trastorno quecobrará aún más importancia en el futuro, el estancamiento salarial de los más desprotegidos, acrecentando unaprofunda desigualdad y, por ende, nuevas pobrezas, incluso en países más desarrollados.
De ahí, la importancia desistemas educativos incluyentes, de mercados laborales incluyentes, de ciudades y pueblos incluyentes, con serviciospúblicos incluyentes. Hemos, por tanto, de activar el compromiso personal. Sólo así, se puede mejorar el bienestar detodos. Este mundo, cada día más excluyente, requiere activar el deber y el derecho al trabajo para todos, consalarios dignos, con acceso a la asistencia sanitaria, y a una educación universal, formativa en valores, para poderconvivir entre culturas diversas. Hace tiempo que lo marginal debió acogerse, ampararse, pues todo ha de estar alservicio de los seres humanos y del bien común.
En este sentido, nos llena de esperanza que el primer Foro Mundialde Datos de las Naciones Unidas haya concluido con el lanzamiento de un plan global para reunir estadísticas quemejoren la vida de las personas y que contengan nuevas ideas y soluciones para impulsar la colaboración, los recursosy las políticas que han de ponerse en acción para este fin, teniendo presente que la integridad y la prevención de lacorrupción son elementos esenciales para lograr políticas que respondan al interés social y no al interés particular ode grupo. Indudablemente, en los próximos tiempos, la cooperación entre naciones va a ser vital. Aún más de cienpaíses no mantienen registros precisos de nacimientos y muertes.
A mí juicio, pienso que e s fundamental saber elnúmero de moradores que estamos en cada momento, y dónde nos encontramos. Por muy diversos que seamos,formamos parte de la única familia humana; y, como tal, hemos de trabajar para estar dentro de la vida, o si quierendentro del mercado, pero tratados como personas, guiados por una conciencia que pone en el centro la dignidad delser humano, no el ídolo dinero.
Desde luego, cualquier país que se precie de cooperante ha de alimentarse de políticassociales para atender a las necesidades y aspiraciones de la gente. Las mismas Naciones Unidas no aboga por unmodelo específico de gobierno, pero promueve la gobernanza democrática como un conjunto de valores y principiosque deberían seguirse para una mayor participación, igualdad, seguridad y desarrollo humano. Esto es lo que hoy más falta nos hace, fortalecer la dignidad de toda la especie, tenga la edad que tenga yhabite donde habite.
Por otra parte, si en verdad no queremos excluir, el respeto ha de ser total por los derechoshumanos. Todas las desgracias, todos los aprietos, también las contiendas, suelen comenzar con una exclusión. En esadialéctica de rechazar o comprender, siempre tenemos que tener el corazón abierto, nunca cerrar las puertas a nadie, pues un mundo progresa cuando todos colaboramos a que la democracia, el buen gobierno y el Estado de Derecho,junto a un entorno humanitario, sin fronteras ni frentes, confluyen en bondad y en verdad.
Es momento, efectivamente, de no dejar a nadie atrás, de cambiar de actitudes, de ser más caritativo.Quitemos barreras. Activemos lo armónico. No olvidemos que la discriminación, el racismo y la xenofobia, songraves violaciones de los derechos humanos que impiden la construcción de la concordia, la inclusión social, y eldesarrollo sostenible. Es cuestión de intercambiar experiencias y de poner otras prácticas de acción más compresivasentre unos y otros. Todo el linaje, sin distinción alguna, tendrá que reflexionar sobre esa apuesta de crecimientoincluyente en un orbe globalizado como jamás, que demanda como nunca una fuerte inversión en infraestructuraspara mejorar la competitividad y la prestación de servicios públicos. En consecuencia, todos a bordo para sumarincentivos.