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Jueves, 21 de Noviembre del 2024
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En la menopausia, la obesidad es un factor de riesgo de sufrir diversas enfermedades

La menopausia se asocia a un incremento de peso. A pesar de que los cambios propios de esta etapa tienden a la ganancia de kilos y a un cambio en la distribución de la grasa corporal, en realidad un aumento importante de peso está más relacionado con ingerir más energía de la que se gasta. A continuación se describe por qué la prevalencia de obesidad es más elevada en la menopausia y cuáles son los riesgos asociados al exceso de peso. También se dan varias pautas sobre la dieta recomendada para este tiempo.

La menopausia se asocia a un incremento de la grasa corporal. Según datos, la proporción de grasa corporal, que a los 20 años es del 26%, sube al 33% a los 40 años y al 42% a los 50 años. A pesar de que en algunas mujeres se da un ligero cambio de la figura por el cambio en la distribución del tejido adiposo, en otras se produce un importante aumento de peso. Sin embargo, este estaría más relacionado con una mayor ingesta y una disminución del gasto energético, lo que favorece la ganancia de peso o el agravamiento de la obesidad.

Por otro lado, según datos del estudio “Obesidad y menopausia”, realizado por el servicio de Endocrinología del Hospital Universitario de Getafe (Madrid), algunas causas del incremento de peso durante la menopausia no tienen vínculo directo con la menopausia en sí, sino con la edad, y otras dependen de la disminución de los estrógenos endógenos. Riesgos de la obesidad en la menopausia, la prevalencia de obesidad es más elevada. De hecho, el sobrepeso es un factor reconocido de riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares (la mayor causa de fallecimiento entre las mujeres menopáusicas es la enfermedad isquémica), la diabetes mellitus tipo 2 (por insulinorresistencia), trastornos del aparato locomotor (como osteoartritis) y algunos cánceres (de endometrio, mama y colon).

Además, el peligro de contraer estas enfermedades incrementa de forma proporcional al aumento del Índice de Masa Corporal. La obesidad predispone a que los sofocos y sudoraciones nocturnas surjan con mayor frecuencia e intensidad. Según la “Guía de Práctica Clínica sobre la Menopausia y Postmenopausia”, de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia, la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria y el Centro Cochrane Iberoamericano, el aumento de peso y la obesidad predisponen a que los sofocos y sudoraciones nocturnas surjan con mayor frecuencia e intensidad.