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Jueves, 21 de Noviembre del 2024
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El bronceado de salón aumenta el riesgo de melanoma

Broncesado

Esto no quiere decir que el bronceado natural sea seguro. De hecho, la Organización Mundial de la Salud ha clasificado la radiación ultravioleta como un agente cancerígeno (o sea, que causa cáncer).

El uso de las llamadas lámparas solares, tales como las camas o cabinas de bronceado, eleva el riesgo de sufrir daños cutáneos, cáncer de piel y daños oculares, según indican la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), así como varias otras organizaciones de salud. Una consecuencia particularmente peligrosa es el melanoma, el tipo de cáncer de piel más mortífero.

Según la Academia Americana de Dermatología y la Organización Mundial de la Salud, el bronceado artificial eleva el riesgo de padecer melanoma en 59 por ciento, y dicho riesgo aumenta con cada uso. A pesar de estos riesgos, según la Sociedad Americana Contra el Cáncer (ACS, por sus siglas en inglés), miles de estadounidenses optarán por el bronceado artificial.

La ACS calcula que cerca de 13,000 personas mueren todos los años a causa de diferentes tipos de cáncer de piel; aproximadamente 9,700 de ellos, de melanoma. La ACS predice que en 2014 el melanoma dará cuenta de 76,100 de los casos de cáncer de piel.

Para proteger e informar a los consumidores sobre los riesgos del bronceado artificial, la FDA está modificando su control sobre las lámparas solares para bronceado y las bombillas de luz ultravioleta que se usan en ellas. Estas modificaciones refuerzan la vigilancia sobre estos aparatos y exigen que lleven un recuadro visible de advertencia, en negro, que establezca que no deben usarse en personas menores de 18 años de edad. Este cambio se debe a la preocupación de que los efectos de la radiación ultravioleta se van acumulando con el tiempo, y los niños y adolescentes expuestos a la radiación ultravioleta artificial corren un mayor riesgo de sufrir daños en la piel y los ojos.

“Cada vez hay más pruebas de que broncearse entre la niñez y el comienzo de la vida adulta aumenta el riesgo de padecer cáncer de piel, incluso melanoma”, advierte el Dr. Markham Luke, M.D., PhD, dermatólogo de la FDA.

De hecho, según una panorámica de varios estudios publicada en la revista Pediatrics, el melanoma es el segundo tipo de cáncer más común entre las mujeres veinteañeras y el tercero entre los hombres, también veinteañeros, en los Estados Unidos.

El Dr. Luke agrega que muchos expertos creen que por lo menos uno de los motivos es el uso más difundido de lámparas para bronceado por parte de los jóvenes y adolescentes estadounidenses. La panorámica publicada en Pediatricssugiere que las dosis de radiación ultravioleta que emiten las lámparas para bronceado de alta presión pueden ser 10 a 15 veces mayores que la del sol al mediodía, una intensidad que no existe en la naturaleza. La radiación ultravioleta de onda larga (UVA) penetra las capas más profundas de la piel y a menudo se le relaciona con reacciones alérgicas, tales como el sarpullido.