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Lunes, 29 de Abril del 2024
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Vejiga hiperactiva: cómo identificarla y prevenirla

La recomendación es revisar con frecuencia nuestra presión, acudir al médico con regularidad y tratar, al máximo, de tener un estilo de vida sano.

Pérdidas involuntarias de orina, necesidad de orinar más de seis veces al día, levantarse a menudo durante la noche para ir al baño (nocturia) o, de manera súbita y reiterada, se siente la vejiga llena son algunos de los síntomas que provoca la vejiga hiperactiva.

Las causas del síndrome de la vejiga hiperactiva son muy diversas, lo que dificulta poder establecer un tratamiento efectivo. Algunas de las más frecuentes son la debilitación de los músculos pélvicos (como ocurre después de un embarazo), enfermedades de carácter neurológico (como un accidente vascular cerebral, esclerosis múltiple o Parkinson) y, por último, traumatismos nerviosos (como resultado de una cirugía de pelvis o espalda). El sobrepeso, algunas infecciones y la diabetes son también factores de riesgo.

Prevención y tratamiento de la vejiga hiperactiva

Para tratar y prevenir el progreso de la enfermedad, hay ejercicios y medidas dietéticas que han demostrado ser útiles en reducir la urgencia y frecuencia de las micciones. En primer lugar, se recomienda abandonar el consumo de alcohol y cafeína, dado su efecto diurético.

También es aconsejable evitar las bebidas con gas y procurar no tomar líquidos antes de ir a la cama. El sedentarismo y el sobrepeso son, a su vez, factores desencadenantes, ya que contribuyen a ejercer mayor presión sobre la vejiga. Por este motivo es conveniente un buen nivel de actividad física y una reducción del peso corporal.

El tabaco puede irritar los músculos de este órgano, y la tos que provocan los cigarrillos puede ocasionar pérdidas de orina. Por lo tanto, se aconseja dejar de fumar. El sobrepeso, algunas infecciones y la diabetes son factores de riesgo de sufrir síndrome de vejiga hiperactiva Por otra parte, todo lo que pueda ejercer presión sobre la vejiga empeora los síntomas de este síndrome, incluido el estreñimiento.

Por este motivo resulta favorable mantener un tránsito intestinal saludable para evitar hinchazones que aumenten la presión abdominal. Seguir una dieta rica en fibra y vegetales resulta de gran ayuda. Contrariamente a lo que se podría pensar, no se recomienda reducir demasiado la bebida de líquidos.

La orina más concentrada puede irritar la vejiga, de modo que es preferible ingerir suficiente cantidad de agua. Otra herramienta para combatir la enfermedad son algunas técnicas diseñadas para incrementar el control sobre la sensación de urgencia por acudir al baño.

Una de las más usadas es el reentrenamiento de los músculos pélvicos, cuyo objetivo es aprender a controlar la vejiga. Para ello hay que generar un horario razonable de ida al baño (cada 2-4 horas) e intentar cumplirlo.